31 diciembre 2019

A VECES



Al poeta Joaquín Hidalgo Cejudo


A veces es aroma de juncia,
de romero o de albahaca,
natural y silvestre
como el arrebol de una amapola
que a nadie pidió permiso de existencia,
ni hubo una mano encallecida
que con mimo la cultivara.

A veces es un destello irisado,
como esas florecillas silvestres
de nombres ignorados
y cuyo candor enternece
a lo más rudo y rústico
de la naturaleza.

A veces, las más veces,
es frágil crisálida
de ternura alada,
que revolotea alrededor de mi cuello
y acaba por abrazarme
y en su unción me abraso.

30 diciembre 2019

EN LA ALAMEDA




En la Alameda,
esta soleada tarde de final de año,
el sol oblicuo y dorado
alarga las sombras como arrastrándolas
por el adoquinado albero.

Tenderetes y veladores por todo el paseo,
tiovivos y otros juegos infantiles,
pista de patinaje sobre hielo,
personas de mediana edad  arracimadas
que se desparraman ociosos
sin otro horizonte que acallar sus vidas
ahogándolas en alcohol;
muchos beben sin límites
mientras la música hace conversaciones
ininteligibles y caos.

Ni por actitud ni por climatología
es Navidad en sus vidas:
tristeza anodina se mezcla con risotadas escandalosas,
rostros cuyas vidas bailan un ritmo cansino
e insípido de búsqueda sin frutos;
se solapan las horas a los días
sin otro horizonte
que el del náufrago que les habita.

En la Alameda,
esta soleada tarde de final de año,
el sol se va poniendo
mientras muchos quedan sin sombras ni rumbo.

29 diciembre 2019

ME GUSTARÍA SER




Me gustaría ser cristal
para contener y transparentar tu sonrisa,
ser vaso y que bebieras de mí,
y me empañara tu aliento,
y me empuñaras en tu mano
como caricia que abarca,
ser búcaro y contener las flores
de tus decires, achares y ocurrencias,
ser arena de la playa
y acariciar tus pies descalzos
y cobijar tu cuerpo a todo lo largo,
a todo lo intenso,
ser sol de primavera
y dorar tu piel sin herirla, 
como caricia,
como ungüento perfumado,
ser el tacto de tu apetencia
y el insomnio de tus desvelos,
ser las gotas de perfume
que se deslizan en el tobogán de tu cuello;
pero soy esto que ves,
sin derecho a ningunas exigencias.

28 diciembre 2019

LOS SANTOS INOCENTES




Sobre la alfombra blanca del invierno,
cuando el calendario apura sus últimos instantes
y la fiesta oscila en el justo medio
entre la Navidad y la Epifanía,
unos niños juegan en la calle
y exponen su inocencia a la codicia
de quienes miran la carne joven con apetencia,
sin importarles truncar sus vidas
para siempre.

Se mata con la espada, pero también
se mata de hambre y desnudez,
pervirtiendo la educación del niño,
haciéndole mano de obra inmadura,
menospreciando su educación
y sus derechos
o haciendo bromas con la inocencia,
cuando debiera ser un valor inmaculado.

En este día en el que tanto añoro al niño que fui,
ese que ha sido deglutido por la pátina del tiempo
y sus malicias,
mi voz, mi palabra y mi cántico
por la eterna y límpida inocencia.

27 diciembre 2019

ELLA Y SU TIERNA MIRADA




A Chelo de la Torre

Sólo ella y su tierna mirada azul
consigue enderezar
y hasta poner firme a la recta,
delimitar al segmento más allá de sus confines
o sacarle la esquina aguda
a un ángulo obtuso que a todos se resiste.

En la bisectriz de su mirada celeste,
el eje divisorio y analítico
que delimita las ordenadas y las abscisas
como ecuación de resultado inequívoco.

A su alrededor,
un poliedro de atenciones,
un círculo cuyo radio tiene origen en sí
y, equidistante de todos,
a todos acoge y a todos engloba.

¿Incógnitas?
No. En ella no hay incógnitas;
ella es el infinito en calma,
el horizonte dormido, siempre presente,
la caracola de la espiral a la escucha
y la línea quebrada
que te ayuda a ascender a los cielos
o a bajar a las profundidades de la sencillez;
el epicentro de todas las distancias,
la equis, el logaritmo neperiano y la derivada
con la que me gustaría resolver
todas mis inquietudes, y las suyas.

26 diciembre 2019

ANSIAS DE TI

Pintura de Rubén Belloso



Ansias de ti,
de fundirme en tu mirada,
de merodear tu entorno radiante
y enlazarme a tu cintura,
de aglutinarme a lo perdurable que hay en ti
y también a lo pasajero.

Sueño el tacto de tu blusa,
el de los risueños bucles de tu pelo,
el vuelo de tu falda,
el caramelo de tu sonrisa
y el repiqueteo de tus pasos por la acera
con la levedad que picotean los gorriones.

Me rindo en tu presencia
y debato argumentos cuando estás ausente
driblando las negativas
o eludiendo la caída de telón de tu espalda
cuando me ignoras
y escamoteas una mueca afirmativa.

Tan sólo soy lo que soy:
un clamor, una incandescencia
que se consume, muerte o resurrección,
que sueña con la tonalidad de tu verbo y acogida.

25 diciembre 2019

LA MAÑANA DE NAVIDAD




El día amanece con demora
y se retirará a descansar a media tarde;
la oscuridad es el preámbulo de la Luz.

Un arbolito sintético, con adornos de colores,
hace guiños constantes e intermitentes
como avisando de la inminencia;
en el espacio principal,
un pesebre reproduce el alumbramiento
de María y la presencia mayestática de José;
entre pajas, el Niño
es presencia adormecida
a la espera de una sonrisa iniciática
en el amanecer de un día de júbilo.

Por la calle corre el silencio,
sólo un murmullo lejano
evoca presencia de algunos rezagados;
desde la maceta cercana,
las hojas encarnadas se asoman al portal
y contemplan la Encarnación.
Todos duermen. Fue larga la espera
y el cansancio hizo mella en todos.

El rey hizo ayer un discurso que a todos alude
y que no satisface a los recalcitrantes
de cualquier signo.
En el fondo, cada quien guarda
una mueca de parcialidad.

Lo anunciado ha acontecido,
pero al margen de la diversión,
casi nadie prestará oídos
a lo que este Niño nos viene a anunciar.

24 diciembre 2019

EN EL BALCÓN QUEDA




En el balcón queda su impronta,
como permanece viva en cada maceta
que ella cuidó,
en el umbral y en el alféizar de la ventana.
Nunca unas manos tan perdurables
ni perfumadas, tan mimosas,
tan dúctiles y enérgicas.
Sabía poner su puntito de sal a cada cosa
y endulzar hasta la caricia:
y así con cada herida y con cada sonrisa
la magia improvisada de su sapiencia.
En la fachada y en el interior de su casa,
pero también está su huella,
como gen heredado,
en mi despertar, en mis insomnios
y en este genio indómito
que tantas veces me traiciona
y saca lo abyecto que hay en mí.

23 diciembre 2019

MARÍA ESTÁ A PUNTO DE PARIR




Un millar, un millón de kilovatios
ilumina la noche invernal de la ciudad
y la muchedumbre apura las horas
en el desenfreno de las compras.
Sí, también anda entre ellos la Marimorena
portando media docena de bolsas
y otras tantas ilusiones en cada compra.
Los peces beben en el río
como cualquier otro día del año
y los pájaros y las palomas
duermen en las desnudas copas de la plaza.
Un nutrido grupo sale  con aires desenfadados
de un restaurante de moda,
donde las copas han debido ser caras y copiosas;
en el rincón más oscuro de la calle,
un asiduo de la intemperie
bebe de un cartón de tetrabrik
y busca acomodo en un sosiego que no encuentra.
Está lloviznando. Se hace más visible
el humo de los coches
y también sus prisas.
María está a punto de parir,
─un año más─
pero nos hemos quedado con las hojas del rábano
y no con el tubérculo.

22 diciembre 2019

LAS HORAS PASAN Y PESAN




Las horas pasan tenazmente,
con ritmo cansino e incesante
en este reloj que ha perdido las manecillas,
pero no el norte;
cada segundo es un guiño de luz
que trae un nuevo dígito,
siempre adelante.

Mi cuerpo se descentra siguiendo
el latir del tiempo desde la aurora
a la caída sonrosada del sol por poniente,
exigencia que me saca de punto
y a la luz el paso de los días
y el deterioro metabólico.

En otro tiempo llegué a pesar que era elástico,
cuando lo amoldaba a mis caprichos
y obedecía sin rechistar;
pero los goznes acusan el rozamiento continuado
y trabajan como pesados engranajes
lo que antes era ingrávido
y permanentemente lubricado.

Pero aquellos labios que me incendiaban
siguen siendo hoy amado refugio
para estas ascuas que fueron pasión
y hoy son rescoldo de un tiempo
que sigo conjugando en presente
y articulan muecas, sonrisas y ternuras.

21 diciembre 2019

TORRENTE EN CRECIDA




Un torrente en crecida,
un borbotón que amenaza desbordarse
y hace de los ángulos escolleras
por las que sangrar
hasta la lividez de lo resistible.

El pulso languidece. Hace frío;
todavía no es invierno,
pero son gélidas todas las expectativas
y se adivina la derrota.

Un universo en deshielo
afronta la lividez de este estado
que se me escapa al tacto
y se encarama en la sospecha.

A pesar de todo, estoy sereno;
tengo frío, tengo mucho frío,
ese mismo frío de quien nada espera.

20 diciembre 2019

CARMELA




La muerte, suceso extraordinario
en la rutina cotidiana de los días:
se nace con alborozo
y nos marchamos en silencio
para en breve ser olvido que
ni siquiera deja huellas ni se archiva.

Hacía planes de futuro
valorando un nuevo enfoque
para sus limitaciones, sin recordar
las muchas veces que había oído:
No sabéis ni el día ni la hora.

Se ha marchado en paz, bajo
el sosiego artificial de la farmacopea;
ha adelantado el sueño
y no se ha percatado del tránsito;
era exigente y le hablaba con rigor:
¡Ya sabes que sólo te tengo a ti,
así que a ver qué haces conmigo!

Ha sabido hacerlo: una cita con fecha y hora
y allí se encontró con el billete de regreso,
en la nebulosa de no saber qué está sucediendo.

19 diciembre 2019

TIEMPO DE CAMBIOS




Tiempo de estruendos:
hasta la lluvia ha dejado de ser
monotonía en los cristales
y se ha hecho sobresalto,
tornado bautizado con nombre de persona
como epíteto de incógnito diablo.

Se acabaron los tiempos mansos:
el sutil calabobos o la lluvia cansina;
ahora nos movemos a la velocidad del sonido
con aspiraciones a de la de la luz,
como AVE sin cabeza
hacia un destino incierto,
hacia una estación sin nombre
y posiblemente sin alma.

Tres elecciones y sin gobierno; tres,
y el desmadre de cada uno para su bolsa
nos ha sacado de la curva de la convivencia
por la fuerza centrífuga de quienes se esfuman
como adolescente que mata a su padre
buscando su identidad.

Tiempo de estruendos,
de oscilación entre la pertinaz sequía
y las inundaciones, de desalmados
que han perdido el amor a la madre
y también el norte.

18 diciembre 2019

Y VIO DIOS QUE ERA BUENO




Y vio Dios que era bueno.”

Lo había hecho todo:
el día, la noche, la materia,
la lluvia…   Y con la lluvia el barro.
Y se hizo alfarero,
y le dio un soplo de vida,
y de dicha inercia, un esqueje
en carne viva y apetencia;
un complementario, anverso y reverso
de un todo reconocible
que se identificaban,
y con la capacidad de germinar
y centuplicar el censo.

Les entregó valles y prados,
bosques y árboles frutales,
el día y la noche, luces y sombras,
todos los mares de azur
y tierras frondosas,
todos los reinos animales;
les dio el habla y la potestad de nombrar,
de darle sesgo y predicado a todo.

Y fueron tentados,
y todas sus fortalezas
las usaron en acusarse uno al otro
sin responsabilizarse de su fragilidad.

Y nació la codicia, y lo mío es mío;
e inventaros las fronteras,
los mojones y los aranceles.
Y el dedo acusador sigue codificando al otro
en la periferia de lo reconocible.

Y así, enredando, enredando,
de generación en generación,
se deshelaron los polos de los corazones
con riesgo de licuarse
y el consecuente aumento
de los niveles de codicia…

No se sabe qué pensará Dios,
pero es muy posible que hoy opine
que no era tan bueno.

17 diciembre 2019

TE RECONOZCO EN LO QUE CALLAS




Te reconozco en lo que callas,
en lo que mascullas en tus silencios
y hasta en las lagunas de tus pensamientos.

Han sido muchas las tormentas
y más numerosos todavía los truenos,
los chaparrones y también
los días azules o blancos como soles
espejados,
como sábanas tendidas al sol
y ondeadas por el viento.

Hay un rito de la contemplación,
una suerte de miradas que callan
y son explícitas
como sesudas disertaciones.

Y a pesar de ello,
en cada visión,  una luz nueva,
un brioso destello
como chispas que saltan
al golpeo de un hierro incandescente,
una manera más de reconocernos.

Nos hemos mirado tantas veces a los ojos…

16 diciembre 2019

TRAS EL DIFUMINO




Tras el difumino del cielo,
mañana de niebla;
se esfuman las imágenes
por ángulos no descritos
y nos quedamos con un pentagrama vacío:
ritmo monocorde y anodino
como cantinela monótona
de insulso sopor.

A lo lejos,
una tosecilla reconocible.
¿Será ella? Sí, lo es;
al poco,
su figura es inequívoca presencia
como cámara enfocada para un retrato;
disparo y me sonríe.

Se descorren los visillos
y el sol tibio se hace presencia:
la vida vuelve a tomar sentido
y rueda por los cauces
de costumbre,
en los que me acomodo.

13 diciembre 2019

ANTES DE QUE MIS MANOS

Pintura de Vladimir Volegov



Antes de que mis manos
binaran con mimo de jardinero
el arriate de tu piel,
el aroma de tu fertilidad
era cosecha en mis sentidos
y sed insaciable, era certeza y desgarro.

Nuestras manos jugaban a estremecerse
en espera de conjugar el futuro
y dibujar palabras más allá de las caricias
con las que sentirnos adultos.

Luego cambiamos de calendario
y pusimos en marcha
los proyectos maquinados en la espera.

Fuimos unidad. Un día fuimos unidad
y nos multiplicamos dos veces,
dos hermosas y rotundas veces.

Ahora que somos solera,
y diálogo, y miradas, y silencios;
ahora que somos más ayer que mañana,
en el destello de tu mirada
pernocta la razón de mi existir.