Pintura de Arsen Kurbanov |
Fue en septiembre,
no recuerdo el día exacto;
caía la noche y la luna
lucía un resplandor
de peripecia notable
subrayando el
acontecimiento.
Era un bocado de fresa,
un apetitoso bocado de fresa
estímulo de mi sed.
Y sucedió que bebí de su
fuente
entre furtivo y temeroso;
fue seco, casi robado;
aunque
correspondido.
Ni ella ni yo conocíamos el
idioma bucal,
pero hay algo instintivo
cuando la sed aprieta
que lleva al abrevadero,
sin entender de horas ni
calendarios.
Uno puede ignorar la forma
concreta,
pedirlo o mendigarlo,
y hasta memorizar la ruta
que lleva al encuentro,
pero algo que sueñas
y padece el desierto de la
espera,
encuentra, antes o después,
la cañada por la que
derramarse
y fundirse en su boca.
Todo es ponerse. El amor se aprende según lo vamos practicando.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Ese fue el primer beso. Habíamos aprendido algo en el cine, pero no es lo mismo, ¡es de cine!
EliminarUn abrazo.
MOMENTO DE ÉXTASIS.......EL PRIMERO !!!!! QUE MARAVILLA, Y QUE DULCE.!!!....
ResponderEliminarPRECIOSO.
DOS ABRAZOS.
Muchas gracias por leer y comentar. Es un estímulo importante a la hora de escribir.
EliminarDos abrazos.
Bellísimo, ese primer beso no se olvida jam´s.Besicos
ResponderEliminarNo se olvidan los sabores dulces que nos da la vida, Charo; en cambio tratamos de olvidar aquellos que nos dañan por mera salud mental.
EliminarBesos.
Y tal como lo escribes, lo recuerdas, no me cabe duda que aquella noche notable de Luna, besaste a Diosa.
ResponderEliminarUn abrazo
A lo largo de la vida he descubierto que hace falta subrayar todos y cada uno de los asunto de la vida que nos favorecen, eso ayuda mucho a ser felices.
EliminarUn abrazo.