Paralelo al río, entre
parterres
y recovecos de las arcadas
del puente,
en la coqueta plaza del
Museo,
en la covacha de un cajero
automático
o en el improvisado rincón
fuera de la codicia de otros
y con ayuda de cartones y plásticos,
el silencio de los
invisibles.
Ellos lo saben todo del
clima y de las estrellas,
─no
de las Michelin─
sin necesidad de acudir a la
cumbre del COP25;
saben de mendrugos y comedores
sociales,
algunos de sustancias
aditivas
y de vidas destrozadas por
nimiedades y otras contundencias;
entienden de desahucios, del
rigor del invierno
y del verano. No saben
de aquellos hijos que un día
fueron júbilo
y que se desmembraron en la
niebla de los días.
Entre los colegas, una
corriente en crecida y competencia
de pieles curtidas, de
negritud y escala variada,
que cruzaron las fronteras a
lomos de Odiseo
en busca del Paraíso y
llegaron al Averno.
En menor número y mayor
fragilidad, ellas,
las portadoras de la vida,
los vientres fecundos
pastel de violadores y
pañuelo de sus mocosos.
En esta sociedad del Black
Friday y luces de Navidad
en competencia entre
alcaldes de lo inútil,
los invisibles de este
Tiempo de Silencio
para quienes algunos
proyectan muros
y los más osados exterminio.
¿Habrá otro más pobre que yo? Decía aquel personaje de Calderón. Siempre hay alguien que lo pasa peor.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
A todo hay quien nos gane y también en la pobreza. Habíamos alcanzado un estado de bondad que se ha perdido en los últimos años de empobrecimiento y éste en crecida por la precariedad laboral.
EliminarUn abrazo, Cayetano.
Lo peor de todo es como la persona va evolucionando hacia lo peor, tenemos a un joven en el barrio que, sin saber porqué, lleva varios años abandonándose, ya no se le reconoce.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dicen los interventores sociales que la persona que pasa mucho tiempo en la calle acaba haciendo una enfermedad mental. Y es que una vez has caído es muy difícil levantarse, Emilio.
EliminarUn abrazo.
Una triste situación que no deberíamos de permitir...hay que ayudar a toda persona que vive en la calle a que salga de esa situación.Saludos
ResponderEliminarTienes razón y es mucho lo que podemos hacer: denunciarlo, protestar a las autoridades municipales, autonómicas o estatales, ayudar económicamente a las entidades que salen en su ayuda, incorporarse al voluntariado, o bien no ignorarlos como si fueran invisibles.
EliminarUn abrazo.
Una dolorosa realidad, cada vez más dura.
ResponderEliminarY como siempre, pagan justos por pecadores.
Un abrazo.
Tienes razón. Dicen los técnicos que una persona en la calle, por la causa que sea, acabará haciendo una demencia. Es una situación muy grave.
EliminarUn abrazo.