09 agosto 2011

TESTIGO DE LOS AVANCES TENOLÓGICOS


No tardará mucho en que los historiadores pongan a este tiempo que vivimos nombre propio más acorde con los derroteros de la vida actual; si la Revolución Francesa marca el corte con la Edad Moderna, este tiempo de las tecnologías en nada se parece a lo que conocemos como Edad Contemporánea, donde ya no priman las ideologías, sino los medios técnicos puestos al servicio del hombre.


Nuestros nietos pueden pensar que la tele, la radio, el teléfono y un largo etc. han sido instrumentos de toda la vida, pero quienes vivimos en la etapa de la jubilación hemos sido testigos de todos estos avances tecnológicos de manera progresiva e incesante. En los años 60 eran pocos los teléfonos en las casas particulares y el sistema de comunicación era tan parsimonioso como lo era la misma vida. Para hablar por teléfono había que descolgar y que respondiera la operadora desde la centralita; una centralita en la que las conexiones se hacían con clavijas y para hablar de cualquier provincia a otra suponía dos horas de demora y una o más reclamaciones a la vigilanta del servicio. Aquellos que trabajábamos fuera del hogar familiar, sólo volvíamos a casa el día libre semanal y los padres tenían que esperar a que ese joven volviera al cabo de una semana para saber de sus cuitas: ni móvil, ni mensaje SMS, ni novedad alguna hasta el regreso. Lo mejor es que no pasaba nada y todos lo aceptaban como normal.


Hoy, cuando queremos hacer una reserva hotelera, no tenemos más que entrar en internet, buscar la oferta apetecible y auto-reservarse el alojamiento a su gusto. Yo soy testigo por mi experiencia laboral como todo era mucho más lento y farragoso. El recepcionista recibía una carta desde cualquier punto de Europa solicitando información del establecimiento, a la que en la mayor brevedad posible se le contestaba por la misma vía adjuntando una lista de precios y un folleto tríptico con algunas imágenes y las características del hotel; una vez que la recibía el futuro cliente, contestaba haciendo la petición para la fecha de su apetencia; el hotelero volvía a escribirle confirmando la reserva y solicitando a su vez un nuevo escrito de reconfirmación y arras como garantía. En el mejor de los casos había transcurrido un mes de la primera a la última carta. Otro sistema usado en la época y más rápido era hacerlo por telegrama, para lo que había una serie de códigos establecidos, un modo de lenguaje, y dirección abreviada para hacerlo menos costoso el telegrama; luego vino el teletipo y más tarde el fax, con lo que todo quedaba fijado y resulto en el mismo día, y de ahí saltamos a la inmediatez de la Red y hacérselo uno mismo, sin necesidad de pedir arras, sino autorizando el pago con la tarjeta de crédito.

Repasando la historia, todos los avances han transcurrido muy lentamente, pero en esta era de las comunicaciones, un invento ha devorado al anterior con tanta premura y agilidad, que lo que hoy es novedoso mañana será obsoleto. Nunca ha corrido tanto el reloj de la tecnología como en los últimos 50 años, de lo que soy testigo.

9 comentarios:

  1. Hola, Francisco:

    La tecnología nos brinda comodidad y agilidad en nuestro diario vivir pero, antes la vida era mas sosegada, mas apacible, mas placentera, más romántica y había más unión familiar...

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Avances que facilitan la comunicación entre las personas, pero valdría la pena preguntarnos si las relaciones han mejorado o en muchos casos son ahora más superficiales que antes.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  3. Hola Francisco, la tecnologia hace la vida mas comoda y agil pero yo sigo prefiriendo los años pasados cuando habia amor y belleza por el mundo y se podia soñar con el amor y el romanticismo. Besos, cuidate.

    ResponderEliminar
  4. Francisco esa foto me ha traído recuerdos de mi etapa de Barcelona en la Central Telefónica de Cataluña (así se llamaba y creo que se sigue llamado el edificio), cuando existían esos cuadros de enlaces atendidos por señoritas operadoras y este que te escribe los reparaba cuando había cualquier avería.

    Creo que he vivido todos los adelantos tecnológicos relacionados con la telefonía en primera fila,desde ese sistema rotary ruidoso a mas no poder, hasta los sistemas más avanzados de transmisión por radio y llegamos a lo último en telefonía movil, un gran adelanto económico para las compañías telefónicas que no pierden ni una sola llamada.

    No soy un tecnófobo, como puede parecer en algunas de mis respuestas de mi blog cuando hablo sobre estos temas, pero estoy con Francisco, hoy queremos todo rápido, se ha perdido la paciencia y la capacidad de esperar.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Hola Francisco!!! Una reflexión muy buena y muy oportuna en estos tiempos que corren. Siempre es bello recordar el pasado porque se sacan conclusiones.
    Considero que los avances tecnológicos nos ayudan pero quizá también han ayudado a deshumanizarnos. Haremos algo por solucionarlo, verdad???? BESITOS Y SALUDITOS DESDE JACA.

    ResponderEliminar
  6. Hoy día con tanta tecnología,nos quedamos en casa y a través de ella nos comunicamos perdiendo y deshumanizando el contacto entre las personas.
    ¡Que bien nos haría, el vernos los amigos y familiares más a menudo!Pero no se que pasa que todos tenemos prisa y cosas por hacer,los días vuelan y no nos queda tiempo para quedar y ver a las personas que queremos.

    Muy buenas tus reflexiones y recuerdos que a nuestra edad son muy parecidos.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Cuánta razón tiene. La ciencia avanza que es una barbaridad, y a una velocidad de vértigo. De esto mucho es bueno: la rapidez en la que viaja la información entre otras cosas, pero viendo el sobre de correo aéreo de la fotografía, me viene a la mente algún aspecto indeseable de tanta modernidad y es la inexistencia del trato postal entre las personas, que ha desaparecido primero gracias al teléfono fijo y después al móvil. La prueba de ello es la constante disminución de las ventas de sellos, los dentados destinados ya únicamente a los coleccionistas. Las consecuencias son obvias: ya no sabemos escribir, expresar con palabras escritas sobre un papel lo que pensamos, y eso por no hablar de la ortografía. Menos mal que existe este reducto en Internet, en el que, sin bolígrafo, pero con teclado, algunos podemos tratar de poner una palabra detrás de otra con cierto sentido. Usted, Francisco, es un ejemplo de saber hacer esto muy bien. ¡Ojalá! la gente joven se decida a escribir más, sin tanto símbolo, acrónimo, abreviatura etc…y llegue a ser cierta esa ficción tantas veces dicha que tenemos la juventud mejor preparada de la historia. Un saludo muy cordial.

    ResponderEliminar
  8. Los tiempos avanzan que es una barbaridad...

    Hoy estoy enfadada con la tecnología, mi blog no muestra su actualización y no se como resolverlo.

    ResponderEliminar
  9. Ni siquiera uno es dueño de sus propias palabras: lo escrito, escrito está; pero cada lector pone de su cosecha e interpreta según su modo de sentir. Es curioso y gratificante cómo cualquier tema puede abrir senderos que uno al escribir no había imaginado. Definitivamente sin vosotros, lectores queridos, sin vuestros comentarios, esto que hago sería una sosería, por decirlo con dulzura.
    Os quedo muy agradecidos.

    ResponderEliminar