El mármol pronuncia en sutil
silencio
nombre que no quisiera ser
olvido,
más allá del vacío de sus
deudos
silente anonimato, lo
cumplido.
Pasan los días y pasan los
años,
pasan también las aguas por
el río
y así pasa el hombre siendo
ignorado
para quienes nunca le han
conocido.
Vidas, historias cíclicas
personales,
cada criatura semilla de olvido,
aunque escriba páginas
inmortales
serán emborronadas por
descuido
como si el pasar de un año y
luego otro
fuera el sepelio de quien
brillo ha sido.
Muere el autor, también
muere el soldado
y el entorchado general
temido,
si acaso al general con una
estatua
mientras que al soldado, el
anonimato,
le da por satisfecho y bien
cumplido.