Imagino la noche de verano,
las sábanas tendidas
haciendo
olas blancas a las penumbras
y Federico escoltado,
empujado
y muerto de miedo; la luna
testigo mudo y la dama de
noche
enmudecida ante el espanto
de su rostro.
Detrás la ciudad y en pos
del poeta
la odiosa revancha curtida
de ciega ignorancia
con pasos firmes hacia el
barranco.
Por el Alfacar… por las tierras vecinas
que le vieron nacer, sudor y
sangre,
violencia, venganza, flor
cortada:
simple y llanamente un
asesinato.
Un asesinato y una espléndida carrera truncada. Se perdió una vida y también un gran poeta. Perdimos todos.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Y un gran dramaturgo también. Una vida segada a la cultura mayúscula. Muchas gracias, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
Un poema triste
ResponderEliminarUn abrazo
Tú lo has dicho, Paco, simple y llanamente un asesinato perpetrado por mentes obtusas y llenas de podredumbre...
ResponderEliminarBesos, amigo!
;)