26 agosto 2018

SILENTE ALBOROTO DE LOS SENTIMIENTOS





Una visita al cementerio y me percato que allí
es más numerosa y popular mi familia
que en el Paseo o en la Plaza.
Se repiten mis apellidos a ambos lados
de la única calle: una y otra vez
por las ramas de la podada genealogía.
Los mármoles, algunos desvencijados,
sustentan viejas fotografías
descoloridas por el tiempo de lejano recuerdo
y seguro olvido. Nadie habla.
El silencio es sepulcral.
No hay flores. Las que resisten
están agostadas como el heno. Todo paja inútil.
Todos y cada uno callados en su para siempre.
Sin prisas; como a lo hecho, pecho.
Reparo en las cifras:
muchas vidas truncadas
antes de llegar a los sesenta;
promesas esculpidas en mármol de hijos y nietos
que el tiempo pone en duda
y no podrá verificar el finado.
¡Qué solo están los muertos! ¡Qué callados!
¡Qué quietud, sin la menor réplica!
Silente alboroto de los sentimientos.

4 comentarios:

  1. Quietud es la palabra mejor para definir un cementerio.
    Un abrazo, Paco.

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    1. También descanso, Cayetano, porque estar aquí para siempre... ¡Tela marinera!

      Un abrazo.

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  2. Son tantas cosas las que nos inspira un cementerio...Pero, la paz es la más importante y también la fé, que sobrevuela las tumbas señalando el cielo...
    Muy reflexivo y triste, Franzisco.
    Mi abrazo y mi ánimo.

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    1. Me entristece que se me haya pasado este comentario tuyo sin darte respuesta, sin dejarte un testimonio de mi agradecimiento. Es cierto que no todos los días son iguales, pero bien merece una lágrima por aquellos que te precedieron y te dieron la vida.

      Un fuerte abrazo.

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