Pasos perdidos, contados,
repetitivos,
sin fin… Claustro. Arcos en perspectiva
que se cierran sobre sí, apoyados
en sendas columnas de flaco
fuste;
cuatro largos, recinto
cerrado
en torno a un patio que se
autocontiene.
Por cada arco, luz; un
atisbo de esperanza
que se filtra por los
párpados entornados
para abrir la tapa del
sarcófago
en la que parece que se
escabulle la vida.
Amanece. Pronto tendrá lugar
el cambio
de guardia y las nuevas
pruebas
confirmarán o denegarán. El
niño
se despide a zarpazos de
todos los apegos.
En el hospital, conviven
codo a codo
vida latente y muerte sin
esperanza.
Claustrofobia viene de claustro.
ResponderEliminarQué largas, desangeladas y frías las noches de hospital.
Un abrazo, Paco.
...en especial cuando estás a los pies de la cama de un niño. ¡Ojalá no pases por eso, Cayetano!
EliminarUn abrazo.
EL POEMA es triste. Pero la fotografía es hermosa. ¡Cuántos contrastes tiene la vida!
ResponderEliminarNunca es triste la vida, aunque sí algunos pasajes, Angalu.
EliminarUn abrazo.