Esperaba un día y otro
sin que se le cumplieran
sus expectativas jamás.
Llegó a tal estado de
insatisfacción
consigo mismo,
que cambió de táctica
y desde entonces
todo lo esperaba en el
infortunio;
fue entonces cuando
cambió su suerte
y en adelante, todos sus
proyectos
se iban cumpliendo uno tras
otro.
Desde ese instante,
la suerte se había afiliado
con él
y acertaba siempre:
todo le salía mal.
Al fin se le cumplieron sus expecrativas :)
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Sara, por tu fiel seguimiento.
EliminarUn abrazo.
Suele pasar. Apostar por lo malo siempre es un acierto.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Después de insistir mucho en todo lo contrario, por fin te dejas llevar por las circunstancias y...
EliminarUn abrazo.
jajaja... Eso es tener suerte, todo es una contradicción en determinadas circunstancias. Un abrazo
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