La misma playa que en verano
se agita de ruidosa
concurrencia,
de cuerpos semidesnudos y
aceitosos
que dan lustre de piel
curtida,
esa que se supone que
protege
de las radiaciones solares,
esa en la que se avista un
chiringuito
junto al otro en
competencia;
donde los hamaqueros trazan
imaginarias líneas
topográficas
y los subsaharianos mercadean
renombres de sobaquillo;
esas serán en breve coto
privado
de gaviotas en estado de rebusca.
Detrás de cada pleamar
una aurora de bostezos
y atardeceres oblicuos
que se fugan por el Campo de
Gibraltar
buscando los recovecos
de otras latitudes, hasta
que
la tierra complete su
periplo anual
alrededor del sol y vuelvan
los turistas.
Los peces, las gaviotas y demás respirarán aliviados. Dirán "ya se fueron".
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Como yo respiro aliviado cuando tú apareces y me digo: ¡No estoy solo, está conmigo mi fiel Cayetano!
EliminarUn abrazo.
Es en ese periplo de tiempo cuando más bonito está el mar.
ResponderEliminarEl mar, la mar, vente conmigo a la mar...
EliminarUn abrazo.
De nuevo levantas tu perspectiva para observar el paso del tiempo en ese mar, que se renueva constantemente, Francisco...El sigue ahí viviendo cada estación.
ResponderEliminarMi abrazo y feliz semana,amigo.
Esa misma pervivencia me pido para nuestra amistad, María Jesús.
EliminarUn abrazo.