Ahora que casi todo es
pasado,
este juego memorístico que
sólo es historia,
histeria de un tiempo que no
dominé
y que ya es demasiado tarde para
domeñar.
Acciones obsoletas con
verbos
que no tuvieron tránsito,
y cuyo ritmo cansino tan
solo
llevaban a la oscura
monotonía.
¿A qué remover las aguas
río abajo, cuando
traspasaron
la aceña, aquel viejo del
molino?
En los recodos del camino y
en los meandros
del río, las inquietudes,
las ignominias,
las iniquidades, los
bloqueos
y alguna que otra risa
inocente,
como golpes de brisa que
arrebatan
y siembran de esperanza el
camino.
Ahora que casi todo es
pasado,
y dado por buen aprendizaje,
me queda la ilusión de no
tropezar de nuevo
en las mismas piedras.
Ya solo nos va quedando la experiencia.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
La experiencia, que es mucha para un archivo y poco para el visado de la actualidad, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
Cuando se ha vivido de verdad con intensidad, sentarse a rememorar es de lo más grato,
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Sin dudas que sí, Sara, a condición de que no lo hagamos con una mirada nostálgica.
EliminarUn fuerte abrazo.
Ahora que casi todo es pasado, podemos crear y recrear la vida con todo lo aprendido, amigo...La vida empieza cada día y nos trae regalos y mensajes, que la experiencia y la fé pueden descifrar...
ResponderEliminarMi felicitación por esa mirada en perspectiva, que sabe dejar de lado lo negativo y seguir adelante.
Mil gracias por este reencuentro en tu comentario, María Jesús, por el pasado en común y por este presente que nos comunica.
EliminarUn abrazo.