Las miradas hacia un punto
de fuga, un cono invertido
convergente
donde todo se concentra en
exclusiva,
ojo receptivo o espejo donde
mirarse;
un declinar a lo lejos
que mengua como la Luna
después de haberse llenado
y se va difuminando,
escabullendo
con precisión de tijera de
jardinero,
sin perder la esencia ni la
nitidez.
Una voz firme y orientada
por manos en bocina
que pronuncia mi nombre,
modulando los labios con
precisión
de relojero
y tino certero hacia la
concavidad
convergente de tu boca en mi
boca.
Lo que diferencia a un adulto de un niño es precisamente el tener o no perspectiva, tanto en la vida como en sus dibujos.
ResponderEliminarYa lo decía doña Rosa, la de La Colmena, "no perdamos la perspectiva".
Un abrazo, Paco.
Preciosa referencia bibliográfica, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
Hermosa perspectiva...
ResponderEliminarImaginoque estarás de veraneo en MArbella... Disfrutad!
Besos.
;)
Así es, querida amiga Edurne, y como no hago demasiadas cosas, leo y escribo como alimentos vitales.
EliminarBesos.
Dios bendito... qué belleza de poema tan sentido.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande, mi amigo poeta de los buenos.
No acabo de creérmelo, pero tu comentario me ha llegado al alma, querida Sara.
EliminarUn gran abrazo.
Qué belleza en tu sentir
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, Mujer Virtual, por tus palabras.
EliminarUn abrazo.