Mañana de luz
que entra arrastrándose por
el oriente
mientras va sajando las tinieblas
de la noche pretérita;
al fondo, asomando sobre el
bosque,
una densa masa gris
juguetea a las amenazas
que a lo largo de la jornada
descubrirá sus cartas.
El arroyo corre mansamente
y nutre el pasto
que en la solana amarillea.
Estoy sentado en la
hojarasca
y la humedad escala
cadera arriba encaramándose
al pecho y la garganta;
las ramas, revestidas de cárdeno
y verdes apagados que van a
dejar de serlo,
muestran sus primeras alopecias
emparvando el suelo
como con una alfombra
mullida.
Una oveja, tal vez perdida,
bala de vez en vez
y la brisa pone los acordes
sobre las ramas mientras las
balancea.
Que bonito y bucólico. Yo también he escrito d¡sobre el otoño pero mis letras son imágenes ya que no tengo el talento y la palabra como tú.
ResponderEliminar"y la brisa pone los acordes
sobre las ramas mientras las balancea."
Porque lo es una oveja por aquí ni soñarlo.
Bss y buen inicio de semana. ¡Feliz Otoño!
Quizás se puedan aplicar a tu comentario las palabras de San Pablo a los Corintios (1Co 12, 4-12) "Hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu..." Si todos fuésemos iguales, sería aburridísimo. Tú no puedes quejarte de tus capacidades, que son muchas.
EliminarUn beso.
Qué linda imagen la de la bisa haciendo la armonía y las ovejas el "solo", me encantó.
ResponderEliminarY hay algo más, tengo la prueba fehaciente de que eres un adelantado, hoy es 29 de setiembre y tu entrada dice 1 de octubre, ¿cómo igualarte así, Francisco? ;)
Un fuerte abrazo, amigo.
HD
Te explico el adelantamiento, tras darte las gracias por tu comentario, Humberto:
Eliminaresperaba a mis nietos cuando preparaba una nueva entrada para el día 1 de octubre, llegaron antes de acabar y todo se aceleró. Sobre todo de los deditos del pequeño, tengo que poner a salvo el teclado.
Un fuerte abrazo.
Una divinura . Una pintura magnífica de un día de otoño. La ovejita me ha matado de amor. .Adoré este post.
ResponderEliminarToda mi admiración.
Apapachos.
Cuando hablas de divinura y adoré, sé que verdaderamente te ha gustado. Muchas gracias por tu paciencia y constancia conmigo.
EliminarApapachos.
El otoño da para mucho, parece que nos hemos puesto de acuerdo, acabo de sacar una entrada sobre el otoño.
ResponderEliminarBonita foto, un maravilloso paisaje otoñan tanto en ella como en tu poesía, lo detallas de maravilla.
Besos.
Soy tan original, que en verano hablo del mar y en otoño de la caída de la hoja. Seguro que tu entrada merecerá la pena, ahora la busco.
EliminarUn beso.
Vas a conseguir que me guste el otoño....
ResponderEliminarParece que me he empeñado en ello. No lo mires con la nostalgia del verano que se fue, verás cómo te gusta el colorido.
EliminarUn beso.
Un poema muy sugerente. El elemento de la oveja y la brisa es todo un hallazgo; le da un tono musical precioso para terminar. Todo él me pareció como un encantador y sereno tema de clarinete a la luz del otoño.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Qué preciosidad de comentario, Volarela! Efectivamente, busqué el contrapunto descriptivo, aunque resulte ser un sumando, con la oveja y el viento. Gracias por escuchar su música.
EliminarUn beso.
Leyendo tu poema se puede ver la escena otoñal, sin necesidad de mirar la imagen. Es un a perfecta descripción hecha poesía.
ResponderEliminarUn abrazo,
Gracias, Rafael. En esta ocasión era así, un intento de describir el paisaje.
EliminarUn abrazo.
El otoño, me parece una preciosa acuarela en que predomina el color naranja: la calabaza, la hojarasca, alfombrando el campo, alamedas...el membrillo maduro, que por aquí llamamos gamboa, bellos atardeceres ventosos, y muy especialmente el paisaje con el cual adorna tu bello y descriptivo otoño.
ResponderEliminar¡Me encanta!
Un otoñal abrazo.
Físicamente no es un tiempo favorable para mí, pero es innegable lo mucho que gana la naturaleza en colorido. Gracias por tu comentario.
EliminarUn beso.
La más bella de todas las estaciones. Lo malo es que arrastra tras de sí el frío invernal que se cuela entre las rendijas que van dejando las hojas al caer.
ResponderEliminarUn saludo.
No es tan malo el presente como el devenir. Te asiste toda la razón, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
Palabras hechas luz son tu poesía.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Y tú eres la caracola que recibe y guarda la música azur del mar.
EliminarBesos.
Como siempre, todo un placer leerte.
ResponderEliminarAbrazo!
En tus escasas palabras, Zamarat, adivino todo tu sentir, y me complace.
EliminarDos besos.
Has pintado un paisaje totalmente bucólico y ... pastoril (esto último lo he puesto porque me parece a mí que siempre asocio, desde mis años de adolescente estudiante, el adjetivo bucólico al pastoril...jejejeje!)
ResponderEliminarLo de la humnedad escalando hasta nuestras gargantas... yo ando con la mía rasgada a estas tempranas alturas de curso, pero...
Y la ovejita Lucero que de vez en vez bala.... Una imagen de lo más tierna y acogedora esta que nos has pintado.
Estamos en otoño, y en él cabe de todo, como en botica.
Caminemos.
Besos y aplausos!
;)
Tienes razón, Edurne, en la memoria de los lejanos estudios, van como ensartados los adjetivos bucólico y pastoril. Lo de tu garganta es del polvo de tiza, el mal de los docentes. Gracias por tu comentario y mayormente por tu amistad.
EliminarBesos.
¡Qué luminosa tu poesía, Francisco! Desde ella resplandecen los colores otoñales que el invierno amenaza a cada instante. Me encanta el otoño... es mi estación favorita. El calor del verano, al fin, retrocede como un mal recuerdo para mí.
ResponderEliminarCuídate de los fríos que se avecinan y, como dices, vive el presente del mejor modo posible. Un abrazo desde la Patagonia Argentina.
Claro que aquí, en el H.S., vamos de frente al verano. ¡Olvidé mencionarlo! Otro abrazo!
ResponderEliminarVivimos en los lados opuestos de la esfera: vos en primavera y nosotros en otoño. Gracias por tu comentario.
EliminarUn fuerte abrazo desde el Sur de Europa.
Esa luz, que va sajando las tinieblas mueve tu mano, Francisco y nos va pintando ese paisaje en el alma...Lo haces poco a poco, consciente de la impronta otoñal en tu cuerpo y en tu espíritu. Cada elemento de la naturaleza adquiere vida propia y colabora en la sinfonía final, que logra un "do de pecho sorprendente" con el eco de esa oveja, que bala de vez en vez...Un paisaje bucólico y lleno de paz que nos inspira.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo grande, amigo.
M.Jesús
Gracias, María Jesús, por tan espléndido comentario. No lo digo porque me sea favorable, sino por ese escarpelo lingüístico y analítico con el que lo has ido analizando. Muchas gracias.
EliminarUn beso.
Hola Francisco, realmente una preciosa estampa. Tus letras hacen honor al paisaje y puedo llegar a escuchar la sinfonía del viento acompañando a la oveja.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo
Tú sí que eres preciosa, Isa. Pocas personas tienen la limpieza de espíritu que tú posees.
EliminarBesos.