Desnudo,
el merendero ha soltado
la efímera techumbre
y muestra las costillas de
madera
que hace poco eran parasol;
no quedan enseres,
sólo desolación y barniz descascarillado.
La mar lame ahora sus
cimientos
y ocupa el espacio
de los recientes
semidesnudos humanos.
Para el turista es melancolía,
para camareros y cocineros
descanso obligado y pesimismo,
para el dueño recuento,
para las litas del paro
números negativos
difíciles de enmascarar,
para el hombre de la mar la
paz,
la paz recuperada por el
otoño
que vuelve a mostrar a la
naturaleza
en su radiante y
descontaminado esplendor.
Respiran aliviados esos lugares tan tumultuosos en las vacaciones de verano... "Al fin solos", se dicen los granitos de arena, los cangrejos, etc, etc, todos los habitantes que conforman esos sitios tan bellos. Al contrario de quienes esperan al turismo para vivir.
ResponderEliminarSiempre hay esos contrastes ¿verdad?
¡Un beso anisado!!
Lo has dicho muy bien, Sara. Cuando acaba el verano, la playa vuelve a recuperar, más o menos, aquello que le dio la naturaleza.
EliminarBesos.
Hola Francisco, así es, es como si se dijera después de la tormenta (gente), viene la calma que es como se encuentran ahora esos merenderos, que los dueños como los trabajadores aun por mucho trabajo que tuviesen creo que lo seguirían prefiriendo a tener que englosar ahora esa triste lista que todos conocemos e ingresar en la mayor empresa que tenemos en el país que es el paro, el Otoño es precioso pero tristemente también trae eso.
ResponderEliminarBesos.
LLega el otoño y la diáspora de del verano deja detrás de sí como espectros de lo que fue.
EliminarBesos.
Quería decir:
ResponderEliminarPara algunos que no nos gusta el bullicio, somos como esos hombres de la mar aunque sin adentrarnos en ella, nos quedamos dando paseos tranquilos a lo largo de la playa, o sentados mirando al horizonte viendo como pasa el tiempo.
Un abrazo.
Esos paseos de los que hablas son como de ensueño. Todo vacío, desnudo, y tú caminando por la orilla con los zapatos en las manos y la mente no sabemos dónde.
EliminarUn abrazo.
Me han conmovido tus versos. Así es la vida ¿no...? todo pasa... nada viene para quedarse ... al bullicio y la alegría sigue el sosiego , la calma. A estas alturas elijo lo último.
ResponderEliminarMe encantó.
Apapachos.
Gracias, correntina, por tu conmoción. Tienes toda la razón, nada viene para quedarse. Gracias por tu encantamiento.
EliminarApapachos.
Me han gustado las diferentes miradas. "Todo es según el cristal de quién mira."
ResponderEliminarEn el fondo casi siempre priman los intereses personales, salvo para quien está de vuelta y su mirada es más cristalina y limpia como la tuya.
Bss
Todos debemos ejercitarnos en esa diversidad de miradas, así dejaremos de ver solamente planos. Gracias por considerar mi mirada limpia.
EliminarBesos.
Y el chiringuito respiró al fin aliviado. Ahora empiezan sus vacaciones.
ResponderEliminarUn saludo.
Si el verano fue bien, el propietario comienza sus vacaciones; los empleados simplemente se quedan parados.
EliminarUn abrazo.
Tus letras miran en perspectiva este momento en que toda la naturaleza descansa y reflexiona después del verano...Y lo hacen de forma sencilla y prosaica, aplicando varias pupilas, que nos dejan ver distintos sentimientos y estados de ánimo...Sólo la mar sigue siendo reina señora de la playa...Mi felicitación y mi abrazo siempre, amigo.
ResponderEliminarM.Jesús
Más joven era menos prosaico; ahora lo provoco con frecuencia porque en la sencillez está la grandeza. Gracias, María Jesús, muchísimas gracias.
EliminarBesos.
Tras la tempestad viene la calma. Ahora esas gentes que animaban con su presencia el chiringuito, recordaran con placer el rato pasado en él. Y al año que viene vuelta a empezar.
ResponderEliminarGracias amigo por tu visita y voto.
Un abrazo de todo corazón.
Gracias a ti, Josefa. Mi mirada se ha dirigido al espacio físico, a su abandono, sin olvidar a los afectados por ello.
EliminarUn beso.
Hola Francisco, realmente has dado en la diana. Cada una de las personas implicadas en el verano tiene su vida distinta. A unos les irá mejor después del recuento, a otros desasosiego e incertidumbre de cuando volverá a trabajar. Los descansos obligatorios no son buen augurio.
ResponderEliminarMuy buena la imagen y buen poema.
Saludos y un abrazo
Gracias, Isa, por esa mirada global y común que afecta de manera distinta a quienes trabajan y a quienes lo disfrutan.
EliminarBesos.
Hola Francisco.
ResponderEliminarMuy bien te inspira ese merendero, hoy desnudo de ruido y solitario en la paz del espacio.
En tu comentario me dices, que cuando una madre se va, se va para siempre, es cierto todo el que se va, es para siempre, pero muchas veces al marchar la madre se descontrola la familia, volveré a visitarte cuando tenga un ordenador en condiciones, de momento se retiró y ando de prestado.
Un gran abrazo y un buen fin de semana.
Ambar
Se marcha para siempre, pero para nosotros siempre está ahí, al cuidado nuestro, pero con la desesperación de no verla. Se le echa mucho de menos. Gracias por tu visita y comentario; espero que pronto puedas tener tu propio ordenador. Eso mismo me pasó a final de agosto.
EliminarUn beso.
Es como un respiro, como un alivio, como cuando tras una cena que has organizado en tu casa, te quedas de nuevo solo y ya has recogido. Es como si la naturaleza floreciera y recuperase su origen. Muy bien escrito Francisco. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
ResponderEliminarGracias, Pepe, todos esos ejemplos son muy válidos, pero por tu juventud te ha faltado mencionar a los nietos: la alegría con la que se reciben y la alegría con la que los despides hasta la próxima.
EliminarUn fuerte abrazo.
Me gustan los merenderos que no desaparecen, aun que el tiempo cambie. Conozco alguno y casi me gusta más cuando en el otoño no está lleno pero ves la gente que sigue yendo para disfrutar de la paz de los ratos de sol e incluso algunos leen y escriben abrigados pero disfrutando. Es como nuestra vida momentos de euforia seguidos de momentos de meditar en los ratos pasados. Un abrazo
ResponderEliminarCon frecuencia llega un temporal y arranca hasta los cimientos, tal vez por eso las construcciones son efímeras. Y muy cierto, la meditación es consecuencia del otoño, y el otoño de la vida humana lleva a la meditación.
ResponderEliminarUn beso
Diferentes lecturas según quien mire esos bancos.
ResponderEliminarTara mí.... ¿a quién le importa lo que significan para mí?
Pues concretamente a mí me hubiera interesado, pero prefiero que hagas aquello que te apetezca.
EliminarUn beso