El otoño fue despojando los
vestidos
de cada rama aleatoriamente
como se desmiga una milhoja;
observábamos, ¿recuerdas
aquella tarde fría?
Algunas dibujaban trémolos cansinos,
parsimoniosos; otras nerviosos
y agitados.
Las hay que fueron
arrastradas
por la virulencia de una
ráfaga
y náufragas hacia el abismo
donde posiblemente no nazca
el caos
pero se le parece como una
gota de rocío a otra.
Nos teníamos en el rescoldo de
las manos,
¿lo recuerdas? La tarde
aconsejaba volver
y algo nos retenía: nos
quedamos suspendidos
de aquel espectáculo grisáceo
y convulsivo
de hojas que navegaban
desorientadas;
fue entonces, cuando ya el
desnudo era integral,
que se nos brindó el festejo
caprichoso
de cinco aisladas hojas que
tomaron vida animal
y silabeaba nuestra canción,
con la tonalidad y la pasión
que nos conmueve.
Una señal del destino, esas cinco hojas tan sabiamente dispuestas.
ResponderEliminarAbrazo!
El destino, como la naturaleza, es caprichoso.
EliminarDos besos.
Una preciosura ! de esos poemas que reclama mi cuaderno.
ResponderEliminar"Las hay que fueron arrastradas
por la virulencia de una ráfaga
y náufragas hacia el abismo"... ¡cuántas veces la vida hizo conmigo lo que el otoño con esas hojas ?...pero igual, igual amo el otoño .
Apapachos .
Contigo y con todos. Dicen que sólo se puede escribir de aquello que se conoce, ¿quién no se ha sentido náufrago o violentado hacia el abismo en alguna ocasión. Gracias por seleccionarlo.
EliminarApapachos
El otoño despoja los árboles de sus hojas, y a nosotros nos viste de nostalgia.
ResponderEliminarUn beso.
¿Conoces el poder de la mente, María? Pues imagínate que en lugar de nostalgia te viste de besos.
EliminarUn beso.
Qué bonita tu respuesta, amigo Francisco, gracias siempre por tus palabras que abrazan.
EliminarUn beso enorme.
Nada hay bonito que no quiera ser así apreciado por los ojos que miran. De nuevo gracias, María.
EliminarHola Francisco. ¡¡¡Qué bonito el poema!!
ResponderEliminarEl otoño es así de caprichoso. Va despojando las ramas de sus hojas. Y a veces para no dejarlas tan desamparadas, deja un dibujo de pajarillo con las propias hojas.
Precioso me ha gustado.
Saludos y un abrazo
El azar puede lograr lo inimaginable. No hubiera escrito esto de no ver primero esa fotografía, ese pájarillo de hojas.
EliminarUn beso
Yo lo titularía: cuando la caída de la hoja no desnuda los árboles, sino que los llena de imaginación y vida.
ResponderEliminarUn saludo.
Un buen título, Cayetano, pero ya no es cosa de cambiarlo.
EliminarUn abrazo.
Sobre todo porque más que un título al uso parece un resumen.
EliminarUn glosario cayetanesco, que no canalla.
Eliminar¡Qué preciosa metáfora has formado con esas cinco hojas, Francisco! Ese pájaro es el símbolo de ese amor eterno, que lanza su canción al viento y celebra el sentimiento...Y es que el otoño prueba nuestra paciencia, nuestro aguante y nuestra constancia, nos va quitando hojas de vida, nos despoja de lo superfluo y material para dejarnos desnudos en espíritu...Y cuando nos ve, que hemos aguantado la prueba y seguimos con dignidad y amor a la vida...El árbol de la naturaleza nos muestra su gratitud y su unión con nosotros a través de ese pájaro de hojas, divino, que nos sigue impulsando hacia adelante...Mi felicitación y mi abrazo inmenso por esta preciosidad, digna de enmarcar, sin duda alguna...(sonrío)Imagen y poema se unen mágicamente...
ResponderEliminarFeliz fin de semana y mi ánimo siempre, poeta y amigo.
M.Jesús
Tu comentario es mejor que el poema y me ruboriza, María Jesús. Mil gracias.
EliminarBesos.
Las cinco hojas avivan los cinco sentidos en el momento en el que el amor y el cariño alcanzan su esplendor. Buen poema Francisco. Un fuerte abrazo y buen fin de semana.
ResponderEliminar@Pepe_Lasala
Muchas gracias, Pepe, me alegra que te haya gustado.
EliminarUn abrazo.
La imagen es un pájaro... totalmente nítida la imagen.
ResponderEliminarMientras que queden cinco hojas, incluso una, todo seguirá en pié, no habrá llegado el invierno.
Que no nos llegue a nosotros el invierno, al menos que nos deje disfrutar un largo otoño.
EliminarBesos.
La melodia del otoño con las hojas bailando a su ritmo es un paisaje maravilloso, los árboles desnudos, con sus ramas clamando al cielo sus vestiduras es un paisaje lastimoso, ese es el otoño, que tan maravillosamente describes en tu poesía.
ResponderEliminarBesos, te deseo un f eliz fin de semana.
Gracias, Demófila, por tan bellas palabras.
EliminarBesos.