Para Amparo era otoño:
le blanqueaba el pelo
más que su mirada algo opaca
y su ajado vestido listado,
la curvatura de su espalda
era una ecuación resuelta
de sus largos desvelos
por sacar a su prole
adelante.
Le gustaba ver a su nieta
extasiada
mientras le veía maniobrar
y soñaba transferirle su arte.
Angelita vivía su gozosa
primavera
con los pies descalzos
como descalza tenía el alma
de todo tipo de preocupaciones;
mucha curiosidad, sí,
y la mirada atenta y
admirada
por las virtuosas maniobras
de la abuela con pespuntes,
mucetas, pinzas y
dobladillos.
Ahora pensaba más en jugar
que en la herencia de la
Singer
que con el tiempo le llegaría.
Llegó el futuro imperfecto
y en ese tiempo indicativo y
real,
también llegaron los chinos
con sus imperfectas y
económicas
mercaderías ─confección
incluida─
y lo atiborraron todo
de malas, de muy malas
copias
que satisfacían a un pueblo
en crisis.
Angelita había aprendido de
la abuela
a hacer maravillas;
llegó a montar su propio
taller
con un rótulo que decía:
modista;
ahora tiene su Singer
cubierta
como se cubren las reliquias
y busca un contrato por
horas
por no importa cómo ni cuántas
horas.
Lo importante es trabajar. besos, Bello relato, brillante poema-
ResponderEliminarGracias, Azzul, me satisface mucho que te haya gustado.
EliminarBesos.
Como España y Latinoamérica. Para unos primavera, para otros otoño.
ResponderEliminarUn saludo.
Y para algunos (no me gusta señalarme) el otoño de su vida.
EliminarUn abrazo.
Ni "te se ocurra" señalarte. Tú estás hecho un chaval. De mente sobre todo.
Eliminar¡Mira, mira; que te, que te!
EliminarQue triste y cierto...ahora de nada sirve la cualificación que se tenga, sólo se ansía un trabajo ni tan siquiera bien remunerado o de ocho horas con contrato decente...el caso es trabajar haciendo del buen saber un nido de olvido.
ResponderEliminarNo hace tanto que el presidente fue a China a confraternizar...él y su prole no ven, tienen ceguera de corazón.
Besos.
Trato de pasar esta etapa lírica por el objetivo del otoño, el cual tiene muchas miradas; también a las grandes transformaciones que estamos viendo. Me ha gustado mucho eso de la "ceguera de corazón". Llevas un poeta dentro que te delata, Marinel.
EliminarBesos.
Hoy Angelita rondará los sesenta años, no habrá cotizado, su trabajo de coser lo realizan países lejanos a real el traje, ve como su oportunidad de encontrar un trabajo se pierde, la edad le pesa.
ResponderEliminarSaludos
Así es, Emilio. Me he evitado los cálculos sabiendo cómo son mis aguzados lectores. No creo que se descomponga el mundo, pero el futuro inmediato o el presente que vivan nuestros nietos, no tenemos ni idea de cómo será. En todo caso, siempre esperanzados, pues una crisis no es otra cosa que la oportunidad de crecer creando.
EliminarUn abrazo.
Es cierto, los chinos lo ha invadido todo, ya no vale lo que se sabe para encontrar trabajo, nos contentamos con lo mal confeccionado y malos materiales, dino nos, pero no entro en un chino ni muerta, jamás lo he hecho, voy a los comercios de nuestros compatriotas y convecinos en mi casco antiguo.
ResponderEliminarBesos.
Estupendo, Demófila, pero reconocerás que hay mucha gente que no tiene más remedio que acudir a esas tiendas. Lo cierto es que ha desaparecido casi por completo la industria textil y de confección. La mayor parte de las prendas que venden las tiendas españolas, a pesar de la marca, están fabricadas en el extremo oriente.
EliminarUn beso
Lo has bordado, españolito. Pude ver a Amparo, nadie me enseñó a visualizar , nació sólo dentro de mí, puedo cerrar los ojos y veo .¡pobre Amparo ! pobres huesos los suyos ! pero me enemora de esa cosita tan dulce Angelita, un nombre que me llega al alma.
ResponderEliminarY te digo una cosa: no en vano aprendió la niña , las cosas de los chinos nunca se compararán con lo que aprendíesta niña de miel , sólo tendrá que buscar el lugar donde aprecien su trabajo. La veo dándole vida a trajes delicadísimos llenos de luz, esa luz que colma su almita y se derrama.
Perdón a los chinos . Adoro su cultura, su literatura.
Me encantó. Me hice la novela completa . Me llevo a Angelita conmigo ¿ puedo?...
Apapachos.
Gracias, infinitas gracias. Cuando me dices "me llevo o me lo llevo" no hay nada que pueda superar esa sensación de plenitud.
EliminarApapachos.
Una historia real, tierna a la vez que triste y muy bien contada.
ResponderEliminarPues muchas gracias, Tracy; según tú, lo tiene todo.
EliminarUn beso.
Fascinante sociológico... sí que te quedó de haute couture. No sabes lo mucho que me representa, por experiencia familiar. También me lo llevo con todo y foto, que me veo en esa peque, en mis años color sepia. ¡Ains! qué bello te quedó, de verdad. me emocionaste hasta las lágrimas, te lo juro.
ResponderEliminarMuchos aníses y un abrazo enorme.
Me alegra mucho que te haya complacido, Sara. Tratando temas sociales no es extraño dar en la diana de alguna persona. Gracias por tu preciosos comentario.
EliminarBesos anisados.
Conste que tengo sin entrar a tu página un buen tiempo porque igual ni yo he tenido mucho para postear...conste que hace un momento te hablé de lo telepático que somos a veces aqui..conste eh? Porque me ha parecido hasta gracioso, no tu escrito que me ha hecho recordar a mi abuelita, sino el hecho de que una de las partes de reciclaje que necesito para mi diseño de ejercicios para mover los músculos de las abuelitas de la Casa Hogar que te mencione, es ese tipo de pedal que usaban las máquinas Singer antiguas para que sirva para mover una rueda..Que lindas cosas escribes...cada vez que me tomo un rato para despejar la mente se que al entrar aquí saldré inspirada de cosas buenas...bss
ResponderEliminar¡Qué bonita manera de comenzar el día y la semana! Ojalá mis palabras fueran terapia para todo aquel que lo necesite. Infinitas gracias.
EliminarBesos.
Por ahí estaremos, claro que sí.
ResponderEliminarUn beso