Lo despojaron de
todo
y ahora es una
unidad quebrantada.
Tenía un trabajo
precario,
aunque sin
limitación horaria
en tan sólo media
jornada de alta.
Por los ajetreos de
la vida
y una economía
insaciable
que siempre rompe
por lo pequeño,
perdió el trabajo y
fue soportando la adversidad
con la raquítica
ayuda
que le empujaba en
brazos de la misericordia.
Con el escuálido
ingreso que le quedó
no podían comer y
pagar el alquiler,
fue así como acabó
descuajándose la familia
quedando solo como
la mirada en el espejo.
Fue despojado,
víctima de un lanzamiento;
con un hatillo
deambulaba sin rumbo
y acabó conociendo
la ruta de los
comedores sociales
y memorizando los
días de ducha y ropa limpia.
Pasaba las noches
al rescoldo
de otras almas
despojadas;
le robaron sus
escasas pertenencias
y quedó como
arrastrando el alma en pena
por los arrabales
menos molestos.
Su rostro es hoy
por hoy anonimato, masa informe,
pero ha logrado milagrosamente conservar la esperanza.
Hola Francisco. Cada vez habrá más personas porque la situación es peliaguda. Tal vez un día nos toque a cualquiera de nosotros. Nadie tenemos la vida asegurada ni relajada. Hay estamos bien, mañana quien sabe. Yo creo que al paso que vamos perderemos la esperanza y todo.
ResponderEliminarLa vida es muy dura y sobre todo para quien le toca sufrir tanto.
Abrazos
Perder la esperanza es como entregar la cuchara, pero sí, la cosa pinta muy mal, Isa.
EliminarUn abrazo.
Hay quien ya ha perdido toda esperanza y camino de esa pérdida van muchos más cuando escuchan como nuestros representantes debaten sobre el sexo de los ángeles.
ResponderEliminarUn abrazo.
Nos han dejado sin referentes, Emilio, sin espejo donde mirarnos, Hay muy escaso nivel en las alturas y desorientación en el resto. Muy triste situación.
EliminarUn abrazo.
Tiempos malos estos que se van a poner peores.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
La pena es que nadie abre una brecha de esperanza y quienes tendrían que abrirla están enconados en la disputa y no en trabajar codo con codo hacia un mismo fin.
EliminarUn abrazo.
Tan triste y real.
ResponderEliminarBesos.
No hay forma de encontrar un hilo de esperanza, Amapola.
EliminarBesos.
Una triste real, que seguramente veremos incrementadas con los duros vientos que soplan...y los gobernantes en una nube, subiéndose sus fabulosos sueldos.
ResponderEliminarBesos
Lo más decepcionante es precisamente eso, los que van subidos a la nube gloriándose.
EliminarBesos.
Qué tristeza y de impotencia!!!.
ResponderEliminarLa impotencia es el desarme total de este abandono.
EliminarUn abrazo.
Triste situación por la que están pasando demasiadas personas y aunque no se pierda la esperanza de ella no se vive.... Me produce demasiada pena esta situación tan precaria para algunos mientras otros nadan en la abundancia.Saludos
ResponderEliminarEs penoso que todos sintamos una tristeza común a la que nadie sabe aportar soluciones, Charo.
EliminarUn abrazo.
Que triste. Hay quienes van perdiendo la esperanza.... Un poema lleno de realidad amigo Francisco. Saludos.
ResponderEliminarNo es fácil estar esperanzados en estos momentos, Sandra, aunque sin esperanza ya estamos rendidos.
EliminarUn abrazo.
Realidad, tristeza, desolación pero siempre esperanza aunque sea lejana, eso se llama fe. Un abrazo
ResponderEliminarYa había gran desigualdad, con esto, más terrible.
ResponderEliminarUn abrazo.