Ya no puedo
encontrarme en el brillo de tus ojos
ni con tus
travesuras y ocurrencias;
los juegos de mesa
han perdido su razón de ser
si no estás tú para
hacerme trampas
y confrontar
nuestras risas y la fiesta del encuentro.
En vano miro el
reloj y otras veces el calendario,
en vano esta
congoja por la distancia impuesta,
en vano preservar
la vida que sin ti languidece.
Debemos y tenemos
que ser respetuosos
y disciplinados,
pero que no me exijan
serlo de buen
grado. Todo. Todo pasará,
pero también una temida
desmemoria
como nebulosa sobre
la inocencia y el candor;
entonces puedes
estar en la edad del pavo
y será incalculable
el caudal despilfarrado:
tú los beneficios
de una vida plácida,
yo, casi con
certeza, la misma vida.
La distancia es muy puñetera. Nos perdemos momentos muy gratos con los seres queridos que andan lejos.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Esos cariños pequeñitos son irrecuperables, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
Todo lo que estamos perdiendo ahora es irrecuperable. Los jóvenes tienen tiempo por delante para hacer lo que ahora no pueden, pero nosotros no.
EliminarHola Francisco. Es duro no poder ver ni abrazar a los hijos y los nietos. Hay que pensar que esto tambien pasará.
ResponderEliminarAbrazos muy fuertes para tu esposa y para ti.
Cuidados.
Sí es cierto, pasará, pero de momento se queda para largo tiempo, Isa. Gracias por acordarte de ella.
EliminarUn abrazo.
Ahora mismo estoy de un triste... acabo de hablar en videoconferencia con mis nietos y ufffff
ResponderEliminarNi te imaginas el mensaje de voz que me ha grabado con el móvil de su padre... Para comérselo.
EliminarUn abrazo.
¡Cuanta razón tienen tus letra! El estar lejos de ellos es una perdida irrecuperable.
ResponderEliminarBesos.
Muchísimas gracias, Musa, por tu comentario. Ciertamente eso no lo recuperaremos nunca.
EliminarBesos.
Francisco, también yo tengo dos nietecitas en Alemania y Australia y me duele no verlas ni en verano, ni en Navidad...Perdemos muchos momentos y etapas, es cierto.
ResponderEliminarMi abrazo y mi ánimo, amigo.
Me acabas de recordar aquellos versos de Calderón que me repetía mi padre: "Dicen de un sabio que un día, tan pobre y mísero estaba..." Me quejo que no voy a verlos por unos días y tú los tienes lejísimo. Perdona mi osadía, María Jesús.
EliminarUn fuerte abrazo.
No poder abrazar a los nietos es triste. Un poema que duele por la distancia impuesta. Saludos amigo.
ResponderEliminarSí, Sandra, es muy triste.
EliminarUn abrazo.
Solo esperar para poder demostrarse en vivo tanto amor. Que sea ya pronto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me siento tal cómo lo describes en tus versos.Saludos
ResponderEliminarUna prueba más en la vida, posiblemente la más difícil. Distancia y dolor que seguramente pasa también por ellos que se hacen mil preguntas y no encuentran una respuesta acorde para entender la situación cabalmente. Un abrazo cariñoso
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