16 octubre 2020

VERANO DEL 67



Hoy revivo aquellos dos vuelos

que me alejaron del paisaje conocido

hasta aterrizar en Fuenterrabía,

tras una pequeña incursión aérea

en aires de la vecina Francia

por necesidades de navegación.

 

Como los movimientos posteriores,

todos ellos para echar raíces temporales

en un cambio de trabajo. Me esperaba

una cálida bienvenida por parte de dos amigos

y una zambullida inaugural en “la parte vieja”

de la bellísima y señorial Donostia.

 

Salvo el trabajo, todo era desconocido;

Zarautz era un apacible lugar de veraneo

y una multiembajada en el suave

agosto cántabro. Atrás quedó

la familia y también la levadura

de la que sería propia años más tarde.

 

Allí un trabajo trámite, una experiencia

que sería interrumpida por el servicio militar.

Ayer, una fotografía en blanco y negro,

pero permanece indeleble en mi memoria

y se hace más nítida en la vejez.

22 comentarios:

  1. Verano del 67. Un año muy especial para ti, también el inicio en San Francisco -otro Francisco- de lo que vino a llamarse la contracultura hippie: el verano del amor. Mientras tanto, un chaval de catorce años residente en el barrio de Carabanchel escuchaba la música de Los Bravos ("Quierro una motocicletta...") y de los Brincos ("La otra noche bailando estaba con Lolá..."), etc. Un tiempo nuevo empezaba para todos.
    Un abrazo, Paco.

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    1. Aquel verano también fue otro Francisco a Ayete, como era su costumbre. En el hotel, una discoteca de primera línea con actuaciones en director de Sacha Distel, aquel cantante francés que quiso ser bombero, y otras figuras del momento. Allí aprendí a disfrutar de la comida, me aficioné al frontón... y escribía cartas porque todavía no había teléfonos en todos los hogares.
      Un abrazo, Cayetano.

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  2. Algo bueno nos está dejando la pandemia. Recordar los mejores momentos vividos. Pensar, meditar y rezar para amortiguar el miedo. Comunicarse con los familiares para saber como están. O con los amigos.A costa de muchas cosas. De respirar aire puro. De salir. De pasear sin cortapisas ni mascarillas. De ver y abrazar a los nietos. ¡Eso si que duele!... Pero ya vendrán tiempos mejores. Es hora de leer, pensar, recordar...

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    1. Muy acertada en todos tus extremos, Angalu. Más o menos por ese camino es el que me muevo, por la reflexión y la cercanía a todos los seres queridos, aunque estas tengan que guardar cierta distancia física. Mi solidaridad con las muchas familias que lo están pasando tan mal.
      Un abrazo.

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  3. Hola Francisco la melancolía hace viajar al pasado. Seguro que lo pasado y tus vivencias son muy buenas. Seguro que esto nos sucederá a todos llegada una edad.
    Abrazos

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    1. Seguro que sí, Isa. Basta con no mirar hacia atrás con dolor para que veamos el paisaje que dejamos atrás con nostalgia y cariño, con ese cariño que has ido poniendo en tu día a día y ahora revives.
      Un abrazo.

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  4. En el verano del 67 tenía 15 años, estaría en 5º de Bachillerato, el trabajo aún me quedaba lejos, 2 años para aprobar las oposiciones y salir camino de Sevilla y después a Barcelona, bonitos años.

    Un abrazo.

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    1. Para mí representó mi tercer puesto de trabajo. A los 15, casi 16, comencé a trabajar y en adelante.
      Un abrazo.

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  5. El pasado sigue vivo en la piel y el alma, Francisco. Es importante mirarlo de vez en cuando,limpiarlo y acariciarlo. Ello fortalece nuestro ánimo y nos llena de esperanza en el presente...Somos tiempo y hay que amarlo, agradeciendo a la vida cada momento.
    Mi gratitud y mi abrazo por compartir tus bellos recuerdos.

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    1. Tienes razón, María Jesús, y así es como lo veo, como un resucitar los bellos momentos vividos.
      Un abrazo.

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  6. En ese año vivía yo en Zaragoza con mis padres y hermanos y también tengo bonitos recuerdos de los años vividos allí pues Zaragoza me enamoró.Saludos

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    1. Yo había saltado desde Marbella y para mí todo era nuevo, Charo.
      Un abrazo.

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  7. Tiempos idos que bien vale la pena recordar guardando en la memoria bonitas experiencias y hermosos lugares.

    Un abrazo.

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    1. Procuro apartar de la memoria todo aquello que me haría daño recordar, pero refresco los recuerdos de cómo me fui conviertiendo en este presente actual.
      Un abrazo.

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  8. En el verano del 67 andábamos a pocos kilómetros, yo con mis 7 añitos y una barullo total, disfrutaba y me bañaba en mis playas cercanas a Bilbao, despreocupada de la vida, riendo, trotando... ¡Me parece que fuera otra Edurne!
    ¡Qué bien viene recordar el pasado de vez en cuando!
    Eskerrik asko, amigo Paco!
    Muxus
    ;)

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    1. Podría contarte infinidad de anécdotas, pero voy a referirme a aquel tren de vía estrecha que iba de Bilbao a Donosti, en el que tanta veces monté, donde la gente al completo iba cantando canciones del acervo cultural de sus tradiciones. Llegué a aprenderme algunas de ellas, aunque no sabía traducirlas a mi idioma.
      Eskerrik asko, neska polita.
      Un abrazo.

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  9. Así como, en el blog de Rosa María, he podido recordar que hice yo ese día, del verano del 67 no tengo ningún recuerdo especial.

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    1. Seguro que si tú me señalas otro momento tampoco recuerde yo nada especial, pero aquel tiempo fue para mí un acierto haber dado ese paso.
      Un abrazo.

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  10. Qué chulo tu trabajo que te llevo a ese bello lugar.
    Besos

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    1. Mi trabajo fue de inicio a fin la hostelería, sólo que no me quedé en un único lugar y fui cambiando de asentamiento como de domicilio varias veces a lo largo de la vida.
      Besos.

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  11. Es lindo conservar en la memoria aquellos momentos vividos, recuerdos que son parte de nuestra vida, y que agradable que los compartas con nosotros. Saludos amigo Francisco.

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    1. Uno no llega a recordarlo todo, Sandra, pero sí aquello que más gratamente atesoró la memoria.
      Un abrazo.

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