El mañana es un
relato no escrito
que aguarda el
momento de ser editado,
una historia con
final predeterminado;
hay toda una suerte
de apoteosis,
pero todas terminan
pareciéndose
cuando la mirada se
cristaliza
y acaba por
volverse hacia adentro.
A las puertas de
los setenta y cinco
se agotan las
sorpresas; por eso,
tal vez por eso, todos
los días son iguales,
con sus tonalidades
y matices,
y son diversos en
la panoplia
de la cartografía
memorística.
La vejez es un
estado perfecto:
las articulaciones
se quejan
y también los
órganos y sistemas,
y te obligan a
aprender anatomía
para saber
responder al médico
o a poner el nombre
correcto a cada espina,
como antes
nominabas con ardor
a cada flor y a
cada aroma
en sus infinitas
diversidades.
El tren de los días
es un convoy desigual
hacia una estación
común llamada términus.
Hola Francisco. Toda vida termina en muerte. Lo importante es saber disfrutar de los días y esperar disfrutando pacientemente cuando termina la vía.
ResponderEliminarAbrazos
Hoy he creído que es bueno recordar cuál será nuestra última excursión, algo que no nos gusta afrontar siendo tan cierto.
EliminarUn abrazo.
Tú di lo que yo: no me suenan las articulaciones, lo que pasa es que estoy crujiente, como el buen pan.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Yo soy candeal en todas mis extremidades, Cayetano, a imitación de la columna.
EliminarUn abrazo.
A esa estacion vamos todos, vayamos de la mejor manera, aunque sea con una carrocería un tanto abollada.
ResponderEliminarUn abrazo
La carrocería está como está, Emilio, pero esas abolladuras son las medallas de los muchos caminos andados.
EliminarUn abrazo.
El final llegsrá tarde o temprano. Mientras tanto disfrutemos del regalo de cada amanecer dando gracias y valorando lo que tenemos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sin la menor duda, Josefa. Miremos al frente, pero sin dejar de portar la mochila de los días.
EliminarUn abrazo.
Si la muerte es natural
ResponderEliminaral acabar el camino
¿por qué a todo mortal
le asusta el normal destino?......ya no continúo.
Y recordando a Santa Teresa en su día:
Vivo sin vivir en mi
y tan alta vida espero
que muero porque no muero. Saludos
Como estoy lejos de la santidad de Santa Teresa, no desespero porque llegue ese día, pero no escondo la cabeza para, de vez en cuando, pensar que ese es el camino.
EliminarUn abrazo.
Hoy estás de bajón, cuanto lo siento, espero que se pase pronto, sácale el lado bueno como es que al final sabes el nombre de todos los órganos de tu cuerpo.
ResponderEliminarBesos de ánimo.
No, Tracy, no estoy ni suelo estar de bajón, a pesar de que ya he aprendido mucha anatomía experimental. Es solo un poco de reflexión de un anuncio al que no prestamos oídos.
EliminarBesos de correspondencia.
Paco, amigo mío , no me gusta nada saberte así de decaido aunque me queda la esperanza de que como dice Pessoa : " el poeta es un fingidor y hasta finge que es verdad el dolor que en verdad siente "
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
El poeta es un creador y no siempre habla de sí, aunque lo haga en primera persona.
EliminarUn fuerte abrazo.
No pienses en la edad querido amigo, todos tenemos nuestros dolores.
ResponderEliminarYo tengo menos edad y me duele el cuerpo de la cabeza a los pies. Tengo como una fibromialgia que se agrava por todo lo que está pasando.
Ánimo Francisco, eres una bella persona.
Besos
Te agradezco muchísimo el concepto que tienes de mí, Luján, y ojalá nunca te defraude. Por personas muy queridas sé lo fastidiosa que es la fibromialgia. Que el cielo te conceda fuerzas para sobrellevarlo cada día y seguir escribiendo con tanta lucidez.
EliminarBesos.
Se va notando que ya va llegando el día de los santos y de los difuntos.
ResponderEliminarEs normal, que vayan apareciendo ya los achaques propios de la edad, no se puede estar ahora como cuando se tenía 18 años.
Algunas personas , con muchos años, han vivido hasta su muerte una admirable vida. Recuerdo a mi vecina de enfrente que viviá en el bajo, la vitalidad que tenía y su agradable conversación. Vivía sola y hasta los 90 años, no le pusieron una chica de Servicios sociales, como ayuda en la casa. Salía a hacer las compras y ella se preparaba la comida, pero al llegar a esa edad una caída le hacía andar con un andador. Por las tardes iba a tomar un café, al lugar del jubilado y luego regresaba hasta su casa.
Tenía mucho optimismo y recuerdo que salía en invierno simplemente con una toquilla de lana, decía que no tenía frío al salir a la calle, cuando yo iba tiritando con el chaquetón.
Una noche, cuando le faltaba pocos días para cumplir los 99 aós, no despertó de su sueño. En los últimos años había contratado una persona para que pasara la noche en otro dormitorio cercano al de ella.
Besos
Creo recordar, haberte hablado en otra ocasión de ella.
Cada uno tenemos una naturaleza que, a pesar de muy aparente a la del otro, nos hace distintos. Hay algo que no debemos olvidar y es que nuestro estado de ánimos influye muchísimo en nuestro estado físico. Al igual que la alimentación afecta muy directamente a nuestro organismo, así también los ánimos con los que enfrentamos las vicisitudes de la vida. Creo que es muy positivo saber dónde está la meta, pero no obsesionarse con el final sino disfrutar el camino.
EliminarBesos.