Acababa los días
en la dulce espera
de todas las jornadas.
Se subía a un
pequeño promontorio
y diluía su mirada en
la distancia
como quien
vislumbra lo soñado.
En sus ojos,
añiles, rosados y violetas;
lentos y
encaprichados atardeceres,
llenos de nostalgia
y sobrecargados
de pegajosa
melancolía.
Ni un adiós, ni una
carta;
tan solo un mar
inmenso
pronunciando inconmensurables
las distancias:
silencio quedo,
espera casi audible
como el murmullo de
una caracola.
Ya noche cerrada,
abrochada en sí
misma,
vigilaba las
sombras a la luz de la luna
y volvía sobre sus
pasos
con la ilusión y
esperanza puestas
en un nuevo amanecer.
Hasta que todo se ponga negro, mientras tanto, siempre hay un amanecer.
ResponderEliminarAbrazos.
Una espera esperanzada, Emilio.
EliminarUn abrazo.
Tenemos que tener la esperanza hasta que todo se quede negro de verdad
ResponderEliminarSaludos
La esperanza es una espera activa, Lua, por eso hay que perseverar.
EliminarUn abrazo.
Del crepúsculo al alba, de la nostalgia a la esperanza. La vida girando en sentido inverso. Será por eso que gustan tanto las puestas de sol.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Sin esperanza, cada noche es una muerte transitoria.
EliminarUn abrazo, Cayetano.
Real como la vida misma. Muchas veces la espera es esperanza. Bonito y nostálgico. 😊
ResponderEliminarLa espera puede ser frustrante, pero no así la esperanza.
EliminarBonita tú, que lo sé muy bien.
Un abrazo.
Y mientras la espera se muestra eterna, la esperanza se renueva como el color del horizonte.
ResponderEliminarPreciosas letras. Un abrazo y cuídate.
Así es Jorge. Haces una bella distinción entre una y otra. Gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Triste espera aunque si hay esperanza la ilusión perdura...aunque jamás regrese.Saludos
ResponderEliminarDe eso se trata, Charo, de esperar más allá de lo imposible.
EliminarUn abrazo.
Qué tendrá el anochecer y el atardecer que nos son tan trascendentes...
ResponderEliminarUn saludo
Ahora no creo que tenga la misma trascendencia que hace por ejemplo siglo y medio, Carmen, cuando sin luz eléctrica el sol marcaba totalmente el ritmo de la vida.
EliminarUn abrazo.
Después de un día de jornada larga y cansada lo mejor es contemplar un atardecer. Los atardeceres nos dicen que terminamos el día bien, y nos queda la esperanza del amanecer.
ResponderEliminarBello poema y la imagen preciosa igualmente.
Abrazos
Lo has dicho muy bien, Isa. La esperanza nos envuelve las tristezas en el celofán de la ilusión.
EliminarUn abrazo.
Siempre a la oscuridad noche, le sucede un hermoso amanecer que hace renacer de nuevo la vida.
ResponderEliminarBesos
Esa es la esperanza, que vuelva a amanecer, que regrese con el sol quien se fue de nuestra vida.
EliminarBesos.
Gran fe y esperanza en esa persona que mira al cielo y confía en un milagro...Alguna señal de vida que su constancia logrará, porque el universo más tarde o más pronto contestará. Una belleza en imagénes y palabras, Francisco.
ResponderEliminarMi abrazo admirado y mi cariño, amigo.