08 diciembre 2020

A MI PRIMOGÉNITO


Querido, no sé si lo sabes,

pero vienes de la cepa de invierno,

allí donde dormía la uva

su sed rotunda y atemporal.

 

Fuiste la primera cosecha

de una viña que no conoció

la desesperanza

a la primera llamada.

 

Y resultó ser una vara de nardo,

un germen en desarrollo.

Y vigilamos tus progresos en crecida,

y te pusimos cara cuando todavía

no eras ni esqueleto,

apenas un boceto a ciegas

como corresponde a aquellos días.

 

Toda tu vida, toda la vida,

toda nuestra vida.

Ya lo has comprobado tú en los tuyos:

la vida de los padres se prolonga

y proyecta en la de los hijos y nietos.

23 comentarios:

  1. Así es. Nuestra vida se prolonga gracias a nuestros vástagos, por eso se les puede llamar de esta manera.
    Un abrazo, Paco.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y echando mano al refranero: dichosa la rama que al tronco sale.
      Un abrazo, Cayetano.

      Eliminar
  2. Primogénito, una palabra demasiado contundente.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero no hay equívoco en ella, aunque por ello no sea más importante que el último.
      Un abrazo.

      Eliminar
  3. Un conmovedor poema, colmado de sentimientos y ternura. Hermoso!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Patricia, por dejar aquí tu opinión.
      Un abrazo.

      Eliminar
  4. Que hermoso oema a tu hijo mayor, seguro que a él le habrá gustado mucho.Saludos

    ResponderEliminar
  5. También yo tengo un primogénito, que llevará un poco las características de cada uno, siendo, sin embargo, él y diferente. Leyendo tu poema me he acordado mucho de ese pque, todavía, que un día se hará mayor.
    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Carmen, por dejar aquí tu opinión. No hay dudas de que cada criatura es única, a pesar de los parecidos es un nuevo ser. Te deseo que llegues a mayor y veas a tus nietos crecer y ver algunos de tus reflejos en ellos.
      Un abrazo.

      Eliminar
  6. La vida se prolonga y el amor se agiganta, Francisco. Esa primera cosecha signa el camino para los que vendrán.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bien dices, poeta. Muchas gracias por dejar tu comentario.
      Un abrazo.

      Eliminar
  7. Puedo sentir tu emoción al escribir el poema, Francisco. Aunque la vida nos lleva por delante, seguimos vivos en ellos y es un placer sentirlo así. Si ellos se alegran, estamos alegres, si ellos sufren, sufrimos nosotros. Nuestra vida está unida a ellos y siempre será así. Bellísimo poema.
    Mi abrazo entrañable y esperanzador para diciembre.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ese amor es un sentimiento simpático que se acompasa a los sentires del otro. Así es la vida, María Jesús. Muchísimas gracias por dejar tu comentario.
      Un abrazo.

      Eliminar
  8. Hola Francisco. Qué preciosidad de poema. Me ha encantado leer como comparas el nacimiento de tu primer hijo con la naturaleza. ES precioso y lleno de metáforas. La foto preciosa.
    Abrazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Isa. Tú y yo estamos enamorados de la naturaleza y siempre se nos aparece aunque no se le espere.
      Un abrazo.

      Eliminar
  9. Orgulloso debe estar tu primogénito del padre que tiene.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso creo y eso espero; pero también debe recordar que su padre es limitado e imperfecto.
      Un abrazo.

      Eliminar
  10. Ternura derramada en versos. Que hermoso poema amigo Francisco. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Sandra. La ternura es una de las manifestaciones más bellas del ser humano.
      Un abrazo.

      Eliminar
  11. Que tu amor siempre sea correspondido, ¡Eres una maravilla!!
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  12. Nuestra vida, más tarde o temprano se termina, pero ahy dejamos nuestros relevos a los que le hemos dejado las mejores enseñanzas que el cariño de un padre o de una madre, saben como inculcar.

    Besos

    ResponderEliminar
  13. Al parecer, aquí todos tenéis hijos. Yo no los tengo, pero os puedo decir que en mi corazón también habitan personas, aunque no lleven mi sangre.

    ResponderEliminar