Esa mar, esa
abundancia acuática,
ese horizonte
abierto y sin lindes
permanentemente
azul,
a veces verdoso o
violáceo,
ese balanceo perenne
que se acerca y se distancia
en su pendular incesante;
ese trajín de agua
salobre
que acude a mí, que
me sacude
sin importar donde
me encuentre;
ese Peñón y ese
Atlas
curioseando desde el
más allá,
donde los sentidos
no siempre
los vislumbra;
esa marina en mi
tierra adentro
como cliché
imperecedero
que se asienta en
la base de mi memoria.
Esa mar, esa marina
es la que hoy añoro.
Los que habéis pasado buena parte de vuestra vida -la infancia y juventud, sobre todo- mirando el mar padecéis el síndrome de Alberti con su "Marinero en tierra": un referente de la propia vida, un lugar de encuentro y de rememoración, un método para la reflexión, un motivo poético... ¿Puede haber droga más adictiva?
ResponderEliminarUn abrazo, poeta Paco.
Efectivamente es una imagen de la infancia, primero a cierta distancia, pero en mi ventana y luego viendo a la orilla.
EliminarUn abrazo.
Y a mi que me encanta el mar, y apenas puedo verlo..
ResponderEliminarQue bonito, me encanta ♥
saludos
Muchas gracias, Lua. Creo que es cuestión de intensidad, si cuando tienes ocasión de contemplarlo lo disfrutas a tope, es como si te apropiaras de él para siempre y vivirá contigo.
EliminarUn abrazo.
Esto de vivir a 60 Km del mar, cuando uno se siente marinero, es una desgracia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es verdad, Emilio, pero si lo gozas a tope lo disfrutarás en ausencia y en presencia.
EliminarUn abrazo.
Y la añoras con palabras tan auténticas y vibrantes que a mí me salpican las gotas amadas.
ResponderEliminarSeguro que el mar busca su poeta :)
Un abrazo :)
¡Qué grande mi Maite! Muchas gracias, salerosa.
EliminarUn fuerte abrazo.
Llevo ya más de dos años que no veo el mar y también lo añoro mucho pero tu añoranza está mejor expresada en tus versos.Saludos
ResponderEliminarNo creo que yo pueda decirlo mejor que tu, Charo.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco. ES una suerte tener la mar tan cerca. No me extraña que lo añores, es para añorarlo y amarlo por la felicidad que transmite.
ResponderEliminarAbrazos
Me alegro que así lo sientas, Isa.
EliminarUn abrazo.
Ese mar, tiene algo que te atrapa, aunque seas de una provincia interior.
ResponderEliminarBesos
Es verdad, el riesgo está en no apreciar que al mismo tiempo es un peligro inmenso y por tanto no se puede jugar con él o confiarse. Es muy prudente guardarle un gran respeto.
EliminarBesos.
Esa mar, esa marina es también la que yo añoro😊
ResponderEliminarMi más y tu mar son la misma mar.
EliminarUn abrazo.
Yo también la añoro, por eso leerte ha sido como un soplo de aire fresco.
ResponderEliminarEl aire de Calaburra es un aire compartido y por ambos bien sentidos.
EliminarUn abrazo.
Espero ver el mar el viernes... (Miro al cielo para que no se estropee. Ni el tiempo ni el viaje)
ResponderEliminarViaja con prudencia y disfruta de ese viaje y su contemplación.
EliminarUn abrazo.
No voy en transporte público, sino con un amigo que tiene la PCR negativa de hace pocos días. Va a ser el único extraordinario de mi Navidad y creo que corro más peligro en el super que ahí.
EliminarHermoso sentir amigo Francisco, yo también lo añoro. Saludos.
ResponderEliminarDicen que procedemos de él, que el primer humano salió del mar, quizás por eso el influjo tan tremendo como generalizado.
EliminarUn abrazo.