27 julio 2022

FIN DE SEMANA



 

Amanece un silencio audible

en medio de un inicio de claror

que todavía son tres cuartos de tinieblas.

Las calles huelen a desierto:

solo los pájaros alaban al nuevo día.

 

Fin de semana: un invento

con el que cambiar el horario

para dislocar el ritmo habitual,

enloquecer la madrugada,

y obligar al día a ser noche.

 

Ya es pleno día y persiste el silencio,

los coches duermen o velan estacionados

con la afonía de cada fin de semana.

La vida parece dormir la siesta,

mientras se recupera de los estragos

de la noche anterior. Silencio.

 

Silencio pleno.

La naturaleza sigue a su ritmo,

pero los ciudadanos se han obcecado

con el calendario y han invertido

el sentido de la marcha.

4 comentarios:

  1. No me gusta ese cambio de hacer de la noche completa diversión para después pasar el día durmiendo. Me quedo con mis años de juventud donde había que respetar el horario que se imponía en casa: hora de llegada a las 10 en punto de la noche y tan felices todos.Saludos

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    1. Somos de otro tiempo, Charo, por eso me causa extrañeza y parece que a ti también.
      Un abrazo.

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  2. Me gusta como describes esa calma chicha de los fines de semana... Saludos

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  3. Acá no hay calma ni de noche, ni de día. Y menos en los fines de semana. Envidio esa quietud y silencio de tu poema.
    Un abrazo.

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