Desde un lugar desconocido
y oculto
canta la chicharra su
monotonía.
El pasto está seco y la brisa
es cálida,
como corresponde al estío.
Vuela sin rumbo una
mariposa blanca
iluminando la estela
caprichosa
como el frescor de un copo
de nieve.
Un rumor de agua canta en
la acequia
e imparte su alegría por
la tierra sedienta.
En el limonero, un guiño
amarillea
mientras se ofrece
complaciente,
y en la higuera se anuncia
una cata
inmediata y un próximo
banquete;
mientras, una lagartija se
cuela por lo imposible
y desaparece como
figurante de un circo.
A media distancia se
adivina el murmullo del mar
y el brillo oleoso de los
cuerpos
─vuelta y vuelta─
a lo largo de toda la
playa.
El sol de la tarde sigue
hiriendo
y solo las sombras de los
árboles
son refugio seguro,
hasta que desparezca el
sol
por encima del Arroyo de
los Columpios.
Me gusta esa casa de campo con su higuera par unas vacaciones.Saludos
ResponderEliminarSin problemas, hablo con mi primo Juan y que te conceda una estancia.
EliminarUma casa de campo tão "pobrezinha", rsrssrsrs
ResponderEliminarBelo poema
.
Cumprimentos poéticos.
.
Pensamentos e Devaneios Poéticos
.
Hermoso poema, Francisco. Me encantan las primeras líneas. "Desde un lugar desconocido y oculto". Lleno de misterio. Eres un maestro.
ResponderEliminarcanta la chicharra su monotonía.
¡Serena estampa!
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