Ni los hermanos,
ni los mellizos se
parecen.
Cada persona es diferente
al resto,
genuina y única;
no solo en el aspecto
físico
sino fundamentalmente
en carácter y en conducta.
Cierto que uniforma
las condiciones climáticas
ambientales,
pero en una formación
militar
tampoco son idénticos
entre sí
los uniforme y la
marcialidad
a la que son sometidas las
peculiaridades.
Cuando no salíamos de
nuestro entorno
eran muchos los tópicos
localistas,
y resultó que los
intercambios
acabaron con tales
peculiaridades.
No obstante, seguimos
discriminando
sin que nos tiemble el
pulso:
el norte recela del sur,
el payo del gitano,
un credo de otro credo,
el blanco del negro,
el rico del pobre…
Los desposeídos siguen
siendo
señalados con el índice,
con la intención de
embarrancarlos
por el terraplén de la
exclusión.
Será quizá porque los que señalan con el índice, son los mismos que provocan que haya desposeídos y les resulta más práctico señalar que aceptar su culpabilidad y delatarse.
ResponderEliminarUn abrazo.
No te falta razón, Sara.
EliminarUn abrazo.
Palabra que debería de desaparecer.
ResponderEliminarUn abrazo
Las palabras desaparecen cuando quedan sin uso. Acabemos primero con la práctica y detrás dejaremos de pronunciarla.
EliminarEstamo llenos de barreras, que hay que derribar.
ResponderEliminarque tengas un buena semana. Besos.
Muchas gracias, Antonia.
EliminarBesos.
Muy triste lo que dices pero es la cruda realidad.Saludos
ResponderEliminarCon demasiada frecuencia la verdad es muy dolorosa.
EliminarUn abrazo.