En el paisaje de mi
infancia
miro a quien he sido,
converso con él y subrayo
todos y cada uno
de los momentos álgidos.
En esos instantes me
olvido de mí
y acojo con ternura los
pasajes
de un tiempo inmaduro y
dulce,
entresacándolos del diario
de la vida.
No escribiré mis memorias,
no quiero ser notario
fidedigno
o falsear la verdad para
que otros
traguen el anzuelo de mi
maquillaje.
Mi deseo es este regocijo
íntimo
en el que entresaco el
grano de la paja
y juego con el viento a
favor de mi memoria,
para revivir cada instante
dichoso,
como quien se sabe ganador
de la partida
momentos antes de repartir
las cartas.
No escribiremos nuestras memorias, pero mientras tengamos memoria, podemos recordar con más o menos nostalgia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Este poema tuyo de hoy es magnifico.¿Qué sensibilidad rezuma. Dices como a quien... no le va la cosa y justo es el contrapunto, además con una sencillez y un lenguaje más que apropiado. Te felicito.
ResponderEliminarBuen verano, Francisco. Gracias por escribir poemas así.
Anna Babra
Momentos muy agradables son aquellos en los que recordamos la infancia.Saludos
ResponderEliminarRegocíjate...! Es uno de los grandes placeres del recuerdo.
ResponderEliminar"juego con el viento a favor de mi memoria". Qué divinura...
Un gran poema.
Un abrazo