01 agosto 2022

YO MISMO



Me enfrenté a mí mismo

ante el espejo

y me encontré, ciertamente,

con rasgos familiares.

 

Mi padre murió siendo joven,

pero es exactamente

la idea que me había hecho

de su figura

para cuando llegara a su senectud:

sus facciones morenas,

casi aceitunadas…

 

En seguida

pensé que serían de intemperie,

pero en mi caso

no hay otro aire libre que el del paseo,

pues el del aire acondicionado

está subordinado al kilovatio

y goza precisamente de libertinaje.

 

El mismo pelo,

las mismas entradas,

la misma frente despejada

y el mismo gesto torcido de la boca

rompiendo el equilibrio simétrico.

 

Cuando estuve ante el espejo

la mente se me enredó

en los recuerdos

y me presentó un cliché reconocible,

pero distinto al que de mí

daba por supuesto.

4 comentarios:

  1. Casi nunca estamos conformes con lo que vemos, una arruga nueva aquí, una barriga más cervecera, una cana por aquí y otra por allá, el pelo negro ya ni se aprecia, son los años que nos muestra nuestro espejo.

    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Nunca des nada por supuesto... De pronto nos encontramos riéndonos como el tatarabuelo, o con la cara aceitunada de un padre que te guiña el ojo desde el espejo.
    Lujazo es leerte, amigo, y ver que sigues en tan buena forma!
    Un fuerte abrazo oleado por el mar

    ResponderEliminar
  3. Los espejos siempre nos dicen la verdad de todo aquello que se refleja en ellos.Saludos

    ResponderEliminar