El sol se pone por el mar:
primero se humilla,
luego se enrojece con
ojeras violetas
y la timidez de un
adolescente;
finalmente, hace mutis con
docilidad
por las aguas profundas
y deja su sonrojo impregnado
por el camino de la tarde
anterior.
Así lo he visto desde
niño,
un día y otro:
siempre igual, siempre
novedoso.
Y a mis muchos años
sigo aguardando el milagro
que altere la rutina
con un cambio de guión
o la improvisación de un
regidor alterado
que subvierta la puesta en
escena,
para ser notario de la
novedad
que jamás se produjo.
Tras la desilusión de hoy,
se empoderan las sombras
con acento esdrújulo
y vuelvo sobre mis pasos
con tanta paz como
confianza
en el posible error
que, quizás por fin,
acontezca mañana.
Foto e poema deslumbrantes
ResponderEliminarCumprimentos poéticos
Te aseguro, y tu lo sabes, que mañana no acontecerá y si lo hace, ni tu ni yo, ni nadie lo veremos.
ResponderEliminarAbrazos.
Hay que mantener viva la llama de la esperanza a pesar de tantas frustraciones.Saludos
ResponderEliminarDuran muy pocos momentos. Es pura magia, lo que se produce al atardecer.
ResponderEliminarFeliz fin de semana. Besos.