Tras su marcha,
su aroma quedó en el aire
impregnando de falsa
presencia
y de equilibrio inestable
el devenir de estos días,
que tan amargos me saben.
La he buscado
por las playas, por las
dunas,
por el bosque, por los
valles,
por el plantío de alisos,
por entre los algarrobos
y por sierras y sus riscos.
Se fue como quien se esfuma
transportada por los
vientos,
escalando por las nubes
con mutismo de silencio.
Se fue sin decirme adiós,
ni tan siquiera un
reproche,
ni contrastar mi opinión.
Es muy triste un desengaño y que se marchen sin decir nada...el tiempo cura la herida pero el cerebro siempre lo mantiene en su memoria.Saludos
ResponderEliminar