Mañana será viernes,
fin de semana para muchos
y para mí otro día más,
un eslabón de esta cadena
que me ata a la monotonía
de los días planos,
en espera ininterrumpida
que me pasea por el
desierto
de esperar en vano.
Como se suceden los días,
con ese mismo sin sabor,
con idéntica cadencia,
las estaciones son lentos
cangilones
de una noria seca y muda
sin novedades de tu
existencia.
Deambulo las calles,
perdido, desorientado,
como sonámbulo diurno
que mira sin ver,
que no distingue
día soleado de lluvioso,
viento, tempestad o calma…
Mañana será viernes
y seguiré ovillado a mi
tormento,
a menos que tú tengas
piedad
y me hagas una llamada,
una señal de esperanza,
una débil promesa
con la que revestirme
de un tiempo nuevo
y seguir esperándote.
Mejor no esperar para no desesperar.Saludos
ResponderEliminarEse final intuyo lo que quieres decir, pero no lo nombre por si me equivoco.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esperar a quien no decide acudir, es un gran tormento.
ResponderEliminarUn abrazo.