Resultaba fácil soñar cuando
era joven.
Recuerdo que nunca sentía
calor,
ni tampoco frío. Los
veranos
eran vacaciones escolares
y ocio,
y los grillos una suerte
de canto tímido
que se silenciaba con mi
proximidad.
Entonces, los atardeceres
eran lentos
y se vivían en animados corros
vecinales
a las puertas de casa.
Luego vino la televisión y
nos impuso
a todos arresto
domiciliario:
desde entonces sabemos muy
poco
de los vecinos y mucho del
famoseo.
Añoro el atractivo queso
lunar
y las visibles noches
estrelladas
que fagocitó la
contaminación lumínica.
Resultaba fácil soñar
y hasta viajar por los
caminos
iniciados en la mente de
Julio Verne;
fantasía que tenía
continuidad
en los relajados cines de
verano.
Tenía todo el tiempo por
delante,
pero éste discurría con
gran parsimonia;
tanto, que me costó
muchísimo
cumplir los veinte años, si
bien,
últimamente los tiempos se
han acelerado.
Desde entonces, visto y no
visto,
la misma vida…
Resultaba fácil soñar, tan
fácil,
que aquí sigo mascullando
los años
como Dios me da a
entender.
Según la estadística estamos 9'5 millones de personas con más de 65 años, ¿seguimos soñando?, ¿Qué soñamos?, entiendo que la capacidad de soñar siempre está ahí hasta que morimos, lo que si es verdad es que nuestros sueños son diferentes, son más angustiosos, pensamos más en lo que nos queda y en como nuestros amigos y compañeros van muriendo y que uno se queda en puertas, se piensa más en la muerte, se sueña con aquel pasado que fue o el que no pudo ser.; como dices soñar es fácil, solo que a nuestra edad y según como hayas llevado tu vida hasta puede ser doloroso tu sueño..
ResponderEliminarUn abrazo.
Me maravilla esa vida. Me la cuentan mis padres, mis mayores. La imagino. Y la he vivido a mi modo cuando atravesé a pie los Pirineos, día a día por los caminos de Dios, sin más que los ojos para admirar y el corazón para solazarse en comunión con el mundo. Por eso, te comprendo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Francisco. Y que estés muy bien, y sigas escribiendo con esos recuerdos, esos retales maravillosos que sacan brillo a esta vida.
Recuerdo también ese tiempo en que en las vacaciones de verano contábamos historias de miedo bajo esa luz de la luna o jugábamos sin descanso hasta que nos llamaban para ir a casa, disfrutábamos los
ResponderEliminarveranos a tope y el tiempo no corría... ahora pasa cada vez más rápido es cierto y no lo disfrutamos pero tenemos que seguir soñando con esa ilusión de antaño.Saludos
La máquina de sueños se echaba a andar con tremenda facilidad.
ResponderEliminarUn abrazo de deseándote un feliz domingo.