Hundo en el césped mi pie
y en cuanto que lo levanto
la huella se olvida de él.
Piso con fuerza en la arena
y el rebalaje retine
por un buen rato la pena.
El ciprés eleva al cielo
una oración dolorida
y dos lágrimas de hielo.
Gaviota que navegas
sobre las aguas del mar,
dime a la hora que llegas.
En los silbidos del viento,
endechas de enamorados:
cúmulos de sentimiento.
El viento se mide en nudos
y el amor cuenta los besos
con largos silencios mudos.
Yo le pregunté al aire
y el aire me respondió
con un airado desaire.
Te quedaron muy bien rimados estos versos, rítmicos y agradables... apenas para una tarde de verano.
ResponderEliminarAbrazos.
Francisco gracias por compartir tu sentir de alma
ResponderEliminaren esta bella y emotiva poesía.
Hay amores que matan al amor
y otros viven en los corazones
dando mucho amor.
Besos y feliz verano.
MA.
El blog de MA.
Una verdadera canción, llena de sol. ¡me encantó !
ResponderEliminarApapachos.
Muy logrado ese final con el "airado desaire".
ResponderEliminarUn saludo.