Ando destejiendo el ovillo
enredado
en la memoria
y aparecen algunos nudos
que no se dejan destrenzar.
Ahí
estás.
Ahí estás esperando
al borde de una lágrima
una palabra que nos haga
amanecer,
que nos saque
de la densidad de la
penumbra
en la que nos dejó aquella
mirada
estrábica como acero frío
que nos cegó
y embarrancó al
desencuentro.
Las dudas, los titubeos, las
incertidumbres…
Los
celos son el muro
de nuestros lamentos,
la cerca que nos distanció
aquella certeza de tu piel
en mi piel.
Es muy difícil destejer esos ovillos que se han enredado a tal punto que son una maraño indescifrable... se necesita mucho amor, mucha paciencia y mucha fe para lograr el objetivo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Querido Paco, pienso igual que Rafael, MUUUUCHO AMOR!
ResponderEliminarBesos.
;)
Difícil tarea, me uno a los dos comentarios anteriores.
ResponderEliminarSaludos.
Muchos nudos, tal vez demasiados, dejé en el ovillo de mi vida que ahora contemplo casi en su totalidad; pero es tarde para volver atrás e intentar deshacer lo que en su día no se quiso o no se pudo solucionar.
ResponderEliminarComo decía el poeta, solo me he equivocado "en las cosas que yo más quería."
Venir a visitar tu página es dejar de hacer bromas y ponerse uno tierno y melancólico.
Un saludo.