La brisa fresca
ha pronunciado un scherzo
y han enmudecido los grillos
antes de que el termómetro
sea testigo de la bajada
sensible de la temperatura.
En las ramas, el verde
aquietado
de dolido estío. En mí,
tu presencia esquiva
tallada en oro y piedras
preciosas
que conducen a lo eterno.
En la higuera un rebusco
y en la parra, densos
racimos
sueñan el mosto fermentado
y barricas de roble
americano.
Yo sueño tu presencia
y este apacible atardecer
se me antoja más denso
y más melosamente aquietado.
Realmente es un poema bellísimo. leerlo es un mimo para el alma.No es ninguna novedad encontrarse con tus versos de exeelencia pero no me queda otra que repetirme en los halagos.
ResponderEliminarApapachos.
Esa brisa fresca que ha llegado sin avisar mueve la vida a su cosecha y a su meta...Aparentemente todo está quieto, pero todo evoluciona...Y ese sueño camina poco a poco hacia su propia realidad, Francisco.
ResponderEliminarMi felicitación por esta preciosidad que nos dejas.
Mi abrazo de luz.
M.Jesús