Con la levedad de una
mariposa
que hace equilibrios
en los pétalos de este
amanecer,
con la armonía
de una mesura imposible,
casi quebradizo,
y vestida como para ricos
esponsales:
oro de Ofir, tejidos
recamados
y tul de blondas cubriendo
su cabello;
toda beldad, toda pureza,
toda incólume,
toda tú…
Sueño inalterable y reiterativo,
fijación desde mi lejana
infancia
y anhelo inalcanzable,
te asomas al alféizar de mi memoria
y me ayudas a seguir soñando
a perderme en el calor tibio
de tus brazos,
esos que un día se harán
realidad
o me condenarán por siempre a
seguir soñando.
No hay otra opción. Una de dos.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Enganchado al camino, si no es a la ida será a la vuelta, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
Merece un monumento como esta bella poesía que has escrito.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Besos.
Ya lo tiene en esa imagen tan bella como ingrávida de la mariposa y su levedad sobre la flor. Muchas gracias, Amapola.
EliminarUn abrazo.
Hay recuerdos que nos condenan de por vida a seguir soñando.Saludos
ResponderEliminarCon frecuencia, Charo, los sueños son más bellos que la cruda realidad; otras son un auténtico suplicio.
EliminarUn abrazo.
Y los sueños, sueños son... Abrazo
ResponderEliminar"Yo sueño que estoy aquí
Eliminardestas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son."
Maravillosos versos de Pedro Calderón de la Barca. Gracias por soñar con mis versos.
Un abrazo.