11 junio 2019

LA MÚSICA Y LA ESPERANZA




La mar, en permanente ejecución
de su líquida partitura,
es resoplo incesante que va y viene,
es fuelle de fragua
hasta estrellarse en la sordina de la arena,
o en los sonoros platillos de la roca,
o en el dique que abraza a la playa
con mimo de estola.
A veces me adentro por el espigón
y me siento miembro de la orquesta,
entre la cuerda y la madera,
lejos del estruendo de los timbales
donde se subrayan los acentos en sorda tonalidad
y todo deja de ser armonioso.
Un día aciago nos robaron en Marbella
aquellos espigones por los que uno se adentraba
en seco por medio de la mar,
como Titán escapado de la Teogonía de Hesíodo.
Me había ensayado desde niño
en el Muelle de Piedras
y de aquel recuerdo sólo me queda
la música y la esperanza.

6 comentarios:

  1. Una de las mejores músicas, la del mar, cadenciosa y llena de recuerdos.
    Un abrazo, Paco.

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    1. En términos musicales, variaciones sobre un mismo tema, mas siempre bellísima.
      Un abrazo.

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  2. Tanto el sonido del mar cómo su peculiar olor son asombrosamente relajantes.Saludos

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    1. Es como el péndulo de un reloj de pared, pero sin salinidad ni aroma. Muchas gracias, Charo.
      Un abrazo.

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  3. Hermoso recuerdo. También agrego el vibrar bajo mis pies del movimiento de las olas. Mis espigones de Mar del Plata aún perduran, espero que por largo tiempo. Saludos

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    1. Celebro que haya provocado en ti un hermoso recuerdo, Rosa María. Es como milagroso que mis palabras puedan evocar tan bellos recuerdos.
      Un abrazo.

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