Aquella joven canadiense,
con impaciente urgencia,
tomó mi mano entre las suyas
y siguiendo el curso de cada
línea
y deleitándose en ellas, me
dijo tantas cosas
de los caminos, las vías y
sus significados…
Afirmó que la línea de la
vida era larga
y parece que se va
cumpliendo;
todo lo que me fue
detallando causaba en mí una gran sorpresa:
me habló de matrimonio y de
hijos…
Recuerdo que estábamos de
pie en medio de un gentío
que nos ignoraba;
le sudaban las manos y lo
achaqué al esfuerzo…
Tras pensarlo un poco, me
dijo:
“hay en ti una manifestación
artística
que todavía no se ha
desarrollado.”
Hasta ese momento no había
salido de mí otra obra
que viejas y diarias cartas
de amor
mantenedoras del fuego vivo
en la distancia.
Para que aquella joven
pitonisa no errara sus cábalas,
me centré desde entonces en
la poesía
y aquí sigo, sacando
esquirlas a esta dura roca
de mi mentón, en espera de
que sea
refrendada o rechazada por los lectores.
El éxito de las quiromantes reside en decirte lo que quieres oír. Si se cumplen los vaticinios, te acuerdas de ellos; si no, los olvidas. Las personas con sensibilidad, como es tu caso, igual transmiten algo que saben captar estas lectoras de las líneas de la mano. Desarrollan un olfato especial. Saben su trabajo.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Cayetano, tu comentario me recuerda la lejana explicación de mi profe de historia, Don Alfonso, sobre los oráculos de Delfos. Seguramente yo no recordaría esta anécdota si simplemente me hubiera ceñido a mi trabajo.
EliminarUn abrazo.
Existe otro mundo intrínseco, otros conocimientos que no se enseña en los libros comunes, pero está, y hay personas que lo estudian o simplemente tienen ese don o dones, comunicándolo a las personas que están abiertas a ello. Tú tuviste la oportunidad de observarlo y seguir viéndolo, hay situaciones que tenemos ahí ya de antemano, escritas, o con pequeñas variaciones que están al alcance de nuestra mano cuándo hilamos los hilos o caminos para llegar a ello.
ResponderEliminarSaludos y abrazo Francisco. Cómo siempre, magnifico.
Gracias!
Muchas gracias, Montse, por tu explicación. A mí me ha valido hoy la anécdota para tirar del hilo de la memoria y sacar a la luz algo que estaba olvidado. Gracias por tu opinión, siempre favorable.
EliminarUn abrazo.
Pues esa pitonisa te hizo un gran favor porque te inició en la poesía.Saludos
ResponderEliminarNo fue algo inmediato, Charo, esta anécdota es muy anterior a mis primeros poemas, salvo algún balbuceo enamorado.
EliminarUn abrazo.
jajaja... realmente tenía razón, todo te inspira. saludos.
ResponderEliminarTienes razón, Rosa María, y es que a toda madeja se le puede sacar el hilo y conseguir del mismo un ovillo.
EliminarUn abrazo.