08 junio 2019

MONUMENTO A LA TOLERANCIA





Lo profundo es el aire.
EDUARDO CHILLIDA


Trabajar en un hotel es como pasear el mundo
desde un punto fijo.
Como tantos otros personajes, en Madrid,
─entre miles de incógnitos huéspedes─
Eduardo Chillida, con su inequívoco porte de chicarrón del norte
y sus manos de obrero manual;
enjuto, erecto, algo combado,
hablaba de “lo profundo del aire” en su obra
y de la importancia del volumen y los vaciados,
formando un todo abigarrado y táctil
más allá de las formas definidas.
Cambié de aires en vísperas de la Expo’92
y él también vino a Sevilla a plantar
en el Muelle de la Sal
el Monumento a la Tolerancia:
una mole de hormigón que abarca todo un profuso volumen;
en esos brazos curvados de hormigón,
donde se representa la reconciliación con el viejo Sefarad,
expulsado por edicto real en 1492,
y cuyo espacio aspira a alcanzar y melar, desde el ayer al hoy,
los profundos sentimiento y enjugar las lágrimas
de todas esas generaciones con un credo intolerante.

4 comentarios:

  1. No sé qué tienen las esculturas de Chillida, que son reconocibles por esos arcos de piedra sólidos que simulan abrazos, acogida, encuentro... Lo malo es que el material constructivo empleado es frío.
    Un abrazo, Paco.

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    1. Cierto, Cayetano, pero Chillida no sólo trabajó el hormigón, también el hierro y la madera. En todo caso, su obra no es nada fría sino que más allá de la figura hay siempre un mensaje en positivo a la humanidad.
      Un abrazo.

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  2. Con la palabra tolerancia tengo una lucha constante por saber cuales son sus limites, se que uno de ellos es la intolerancia, pero cuando llegamos al otro extremo ya me quedo paralizado, tu mismo lo has reflejado en tu entrada al manifestar, posiblemente también era la intención de escultor, que su obra se basaba en la reconciliarnos con el pueblo judío, pero entre los expulsados no solo había judíos buen número de ellos eran musulmanes de varias generaciones nacidas en España, ¿con estos no nos reconciliamos?, aquí comienzas mis dudas sobre la palabra, y este solo es el principio, se podrían poner cientos de ejemplos.

    Un abrazo.

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    1. No me cabe dudas de que el mensaje de esta solemne pieza va mucho más allá de sus patrocinadores, la Fundación Amigos de Sefarad, quienes pagaron una buena cantidad de millones de pesetas por ello. Creo que para Chillida y para mí mismo, ese deseo de tolerancia va mucho más allá de un pueblo concreto y es universal. Gracias, Emilio por tu comentario.
      Un abrazo.

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