Más de doscientos años
del Siglo de las Luces
y seguimos a oscuras.
Tercos. Obtusos. Muy
torpes,
sin la menor destreza
para sacudirnos del animal
que nos habita.
La casuística es infinita;
tanto como el mismo
universo.
Se ve que imitamos al
cangrejo
y ahora estamos en fase
regresiva.
Si al menos creyéramos en
la mitología…
Si obedeciéramos, aun sin
entenderlo,
y amáramos al otro como a
uno mismo…
Lo nuestro es el
despiporre,
el aquí y ahora
sin lindes que nos limiten
el libre albedrío:
yo, mí, me, conmigo.
Yo solito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cierto, Emilio, el posesivo lo tenemos muy interiorizado.
EliminarUn abrazo.
Aquí nunca cuajó la Ilustración. Fuimos más de " vivan las caenas", de charanga y panedereta, toros y hábitos medievales.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Ese "fuimos" podría cambiarse por "siempre hemos sido", porque seguimos en ello, oye.
EliminarSe puede decir con letra más grande, pero no más claro.
ResponderEliminarBesos
Muchísimas gracias, Tracy.
EliminarUn abrazo.
Egocentrismo puro es lo que nos está haciendo que marchemos para atrás y sigamos a oscuras. Cuando aprendamos de verdad que el progreso viene de la unidad entre todos y que "el nosotros" es de vital importancia entonces avanzaremos hasta lugares que jamás habíamos pensado que llegaríamos....hay que olvidarnos del yo, mi,me, conmigo....."NOSOTROS" es la clave.
ResponderEliminarNos sobra individualismo y somos muy deficientes en lo que nos une. Esa es nuestra carencia, Charo.
EliminarUn abrazo.
¡Un fuerte abrazo, querido amigo!
ResponderEliminar*Poco a poco se van cambiando las maneras. No desesperes. Es que es un proceso de aprendizaje a veces muy largo.
Estoy convencido de que no estamos aprendiendo la lección, sino obstinados en volver a la situación anterior, cosa que dudo.
EliminarUn abrazo, Sara.