Llano detenido. Se duerme
el campo
bajo el sopor del estío.
Vergel reseco. Rastrojo
que evoca
al pan de ayer
y al regocijo del silo de
hoy.
Un concierto de chicharras
ameniza la mañana
y anuncia las temperaturas
habituales
para este momento tórrido.
Un número desconocido de
cigarrones
ensayan sus saltos
olímpicos
como agrimensores
exaltados
con sus brincos olímpicos
trenzando el territorio.
Todo está reseco. Una perdiz,
seguida de sus cinco
perdigones,
imparte la clase práctica
del noble ejercicio de la
rebusca.
Allá por el infinito
traspone un rebaño de ovejas
orillándose por la ribera,
donde la chopera mantiene
un diálogo
verdiblanco con la brisa;
a sus pies corre en
silencio un arroyo
bajo el disfraz de la
inexistencia.
El sol se ha instalado en
el cénit
y su espada de luz
es herida certera del que
todos huyen.
Casi fuera del alcance,
donde la visión parece
hervir
en el aire que corona el
rastrojo,
una encina desparramada y
sola,
una isla, un refugio donde
el silencio
son voces apagadas que
sestean.
Rastrojo, sopor, reseco, sestean, hervir, sol... ladrillos de significado compartido con los que construyes el poema. Muy logrado.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Muchas gracias, Cayetano, por tu diaria lectura atenta.
EliminarUn abrazo.
Voy a la sombra de la encina, porque hace mucho calor en estas letras de hoy :)
ResponderEliminarUn abrazo de feliz semana.
Ese es mi punto de encuentro, allí nos encontraremos y celebraremos la amistad.
EliminarUn amistoso abrazo.
Aún teniendo el frío ya casi instalado en mis huesos has sido capaz de transmitirme ese calor veraniego que desprenden tus letras. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Chelo. No es el tiempo propicio ni en Marbella para hablar de ese tiempo de sopor veraniego, pero la memoria busca temas al margen de la climatología.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco. Precioso y lleno de metáforas este poema. Los animalillos van a comer los granos que han quedado en el rastrojo y después animales y personas coinciden en echar una siesta para esquivar que la espada del sol y no ser abrasados. Preciosooooo.
ResponderEliminarAbrazos
Muchísimas gracias, Isa. Sabía que te sentirías muy identificada con este texto, como buena amante de la naturaleza.
EliminarUn fuerte abrazo.
Uma imagem que me recorda a minha terra, algures no Tibatejo, Portugal. Campos de restolho. Saudades.
ResponderEliminar... no ar que coroa o restolho,
um carvalho espalhado e sozinho,
uma ilha, um refúgio onde o silêncio
são vozes abafadas cochilando.
..................
Muitas vezes esses silêncios são GRITOS da alma. Nem sempre são bons para a Paz do coração.
.
Saudações poéticas
.
Pensamentos e Devaneios Poéticos
.
Muchas gracias, Rykardo, por tu explícito comentario.
EliminarAbrazos.
Vivo no muy retirado de la Vega Granadina, me encanta ver cuando las mieses, están arriba del todo, pero no veas cuando han segado como los pájaros y las palomas vuelan y revuelan para robar ese grano que está en el suelo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Celebro que te hayas sentido transportado a la Vega granadina, Emilio.
EliminarUn abrazo.
Que bien lo describes todo. Me parece encontrarme ahora en el campo.
ResponderEliminarQue tengas una buena semana.
Besos
Muchísimas gracias, Antonia: tu lo muestras en tus imágenes y yo los trascribo. Nos complementamos.
EliminarBesos.
nice your post ;)
ResponderEliminarThank you so much, Azka.
EliminarSólo un verdadero poeta puede describir de forma tan bella y real un paisaje de la naturaleza y hacérnoslo vivir a los que lo leemos.Saludos
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Charo, por tus bellas palabras.
EliminarUn abrazo.
El ciclo de la vida, Francisco, hoy rastrojo... mañana labranza.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eso quería destacar, Rafael.
EliminarUn abrazo.
Bonito panorama en versos amigo. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Sandra.
EliminarUn abrazo.