Como alarma en la
madrugada,
en medio de la nada, y de
repente,
un dolor físico extremo.
La vida
que se escapa por el
rebosadero
como berbiquí que horada
la placidez
y te coloca en el cráter
donde el dolor es
fagocitación inminente
en el magma volcánico.
Un atranco de vísceras en
estampida.
Un atropello. Algo así
como un tren
que parte de tus adentros
a todo trapo
y el pitido chirría por
las paredes.
Un alarido brutal que
enciende
el piloto rojo y abre
desordenadamente
el botiquín de primeros
auxilios.
En el transcurso del siglo
de apenas
unos minutos, pasan por la
mente un sinfín
de secuencias que vinieron
a desembarcar
en este estado tan cercano
al fin
del que dicen que pasa el film
de la vida condensada en
segundos.
Llanto. Alaridos. Lamentos
que pasan
arañando los bordes
tratando de evitar
el escándalo. Y al otro
extremo,
un acuse de recibo, una
oportunidad
para tomar la vida en
peso,
tratar de adaptarse a la
nueva realidad
y tomar consciencia,
ya que la conciencia no
basta a futuro.
Parece que se está yendo al otro mundo.
ResponderEliminarUn abrazo.
O que está creando un mundo nuevo, Emilio.
EliminarUn abrazo.
Francisco, a la fuerza física del volcán le has dado fuerza emocional y espiritual. Su voz resuena herida, desesperada, lanzando mil lamentos. Toda una personalización, que nos muestra a un monstruo dando su "do de pecho"muriendo y creando a la vez otro monstruo o nueva isla...
ResponderEliminarGenial, amigo.
Mi felicitación por la entrega, expresividad y belleza que le has puesto.
Mi abrazo entrañable y admirado. Una preciosura, como diría nuestra amiga.
Gracias y mil gracias, María Jesús. ¿Cómo agradecerte tanto?
EliminarApapachos.
Pienso en las personas, que lo han perdido todo y me pongo en su lugar. El volcán ha estado muchos años dormido y ahora se ha despertado de nuevo.
ResponderEliminarBesos
Y el problema es que volverá la calma y lo olvidarán, pero el volcán volverá a despertar una vez más y vendrá a sorprender a sus futuros habitantes...
EliminarBesos.
Me siento totalmente palmera desde ese 19 de septiembre cuando el volcán Cumbre Vieja entró en erupción y sé por experiencia lo que es perder tu casa con todo lo que lleva dentro , el dolor es grande y tiene que pasar bastante tiempo para asimilarlo.Tengo un matrimonio que son grandes amigos muy cerquita del volcán que precisamente me habían invitado a ir unos días con ellos a La Palma y debido a la pandemia y otros asuntos no fuí. No les ha afectado su vivienda pero desde su terraza se puede ver esa llamarada que lanza el volcán y tienen que estar con las ventanas cerradas.Tu poema describe a la perfección este fenómeno de la naturaleza que tanto daño está haciendo.Saludos
ResponderEliminarDeben ser innimerables las incidencias similares a la tuya. Por fortuna no hay desgracias humanas, pero las muchas personas que lo han perdido todo no pueden entender que haya desgracia mayor. Gracias.
EliminarUn abrazo.
Felicitaciones por su entrada
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Mario.
EliminarSaludos.
La vida es esperar que el volcán que llevamos dentro entre de vez en cuando en erupción.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Un día se nos irá el magma por la boca, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
Una reflexiòn filosòfica hecha poesía, como todo lo tuyo magnífico por la analogia. Un gran abrazo
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Rosa María, por la profundidad de tu lectura.
EliminarUn abrazo grande.
Es, fue y será tremendo
ResponderEliminarNo es fácil desde aquí imaginarlo, pero quedarse en la nada...
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco.
ResponderEliminarQué triste e injusto, conmovedor.
Perder todo debe ser terrible, difícil de superar.
Un beso grande.
Gracias, Luján, por compadecerte del sufrimiento de otros.
EliminarUn beso grande.
Hola Francisco, buen poema a pesar de su dureza y tristeza. Debe de ser horrible estar escuchando a cada segundo el rugido del volcán. Tremendo el haber perdido todo el trabajo y esfuerzos de una vida. Se me pone mal el cuerpo cuando lo veo o escucho como lanza fuego y piedras, es como si la tierra vomitara crueldad.
ResponderEliminarAbrazos