Hace mucho que el primer
homínido
salió del agua, de la
agitación
marina de las aguas del
mar,
donde un mundo desconocido
sigue siendo el morador
abisal
de las oscuras
profundidades.
Todo el gran misterio de
la vida
en una molécula de agua,
en una primigenia gota
que prefigura la parte y el
todo.
Y el hombre, dos millones
de años
después, sigue siendo tan
torpe
y tan dependiente. Aunque
con un punto de soberbia
de más,
como para creerse el rey
del mambo
y ser tan frágil como esa
paradoja
de que un simple microscópico
virus
nos ha arrodillado mirando
a la pared.
No te falta razón. Creo que para la naturaleza sonos un simple mosca cojonera. Y estorbamos.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Todo al servicio del hombre y nosotros poniéndole la zancadilla. Así somos, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
El primer homínido no salió del agua, bajó del árbol, las que salieron del agua fueron las bacterias hace unos pocos años, tan solo 3.500 millones de años, por eso estas últimas son tan jodias y resabías, apenas se ven y no hacen más que dar por culo, el hombre tendrá que seguir estudiando para aprender como hacerles daño.
ResponderEliminarUn abrazo
De momneto sabemos cómo hacernos daño a nosotros mismos. Una lección que no aprendemos por muchos siglos que han pasado.
EliminarUn abrazo.
ResponderEliminarUm poeta intenso, profundo, que me deliciou ler.
.
Cumprimentos poéticos.
.
Pensamentos e Devaneios Poéticos
.
Muchas gracias, Rykardo.
EliminarAbrazos.
La vida se encarga de ponernos a prueba y demostrar con ello, la fragilidad del hombre. De nada sirve esa soberbia, si cuando se desata las fuerzas de la Naturaleza, no hya quién pueda con ella.
ResponderEliminarBesos
Las evidencias del presente no dejan margen a la duda, Antonia.
EliminarBesos.
Hola Francisco. Un poema sensible y a la vez nos da un tirón de orejas por creernos ser tan vanidosos y pensar que no nos puede nadie, y hasta una bichito mas pequeño en tamaño, que el grosor de un pelo, nos ha vencido e incluso nos ha medio derrotado. Muy buen poema.
ResponderEliminarAbrazos
Muchísimas gracias, Isa.
EliminarUn fuerte abrazo.
Pues sí, es que nuestro desarrollo tecnológico nos conduce a la autosuficiencia, a creernos dueños de la creación, olvidando nuestras limitaciones, hasta que la realidad nos pone en nuestro sitio. A algunos, pues otros o no se dan cuenta o ni lo quieren pensar.
ResponderEliminarSaludos.
Los hay que incluso lo niegan, que es el colmo de la ceguera.
EliminarUn abrazo.
Y por más que la vida nos muestre lo vulnerables que somos seguiremos sin aprender y seguiremos creyéndonos que somos "invencibles".Saludos
ResponderEliminarAsí de tozudos somos, Charo. Parece que tenemos poca solución.
EliminarUn abrazo.
Pensaba que de esto saldríamos más humildes, amorosos y humanos, pero no... La soberbia y el egoísmo nos ciegan y dominan. Parece que necesitamos sufrir más para recapacitar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo que has dado en la clave, Sara: es la soberbia la que nos hace perder la razón.
EliminarUn abrazo.
Buena lección que se agradece que sea hecha de forma lírica con el arte que te caracteriza..
ResponderEliminarEl materialismo y la tecnología ha alimentado el "ego" del hombre y se ha olvidado de la esencia espiritual y su Creador, Francisco. Ahí está el tema. La escasa humildad y espiritualidad nos hace frívolos y frágiles, porque falta la grandeza interior, que nos eleva por encima de la materia.
ResponderEliminarBuena reflexión, ahí está la naturaleza con su sencillez y su misterio, ganándonos la partida.
Mi abrazo y feliz semana, amigo.
Quizás nos hemos creído que en nuestra condición de reyes de lo creado solo tenemos que recibir vasallaje.
EliminarUn abrazo.