29 noviembre 2018

LA COPA DE LA VIDA




Quiero escribir tu nombre de manera indeleble,
modelarlo en barro
y cocerlo a temperatura de fusionarnos,
para quedar vinculados de por vida.

Quiero esculpir tu nombre en mármol,
con la majestuosidad de un David soñado
que se engarza a mí
de forma inquebrantable.

Quiero tallar tu nombre en madera de roble,
en materia viva que aliente tu hálito
y mantenga la llama
que ilumina tu mirada en mi vida.

Quiero envejecer junto a ti,
maridarnos el uno en el otro
subiendo la escala por la que declinar unidos:
joven, crianza, reserva y gran reserva;
exclusividad y buqué, 
como se acentúa tu boca en mi boca,
la copa de la vida.

8 comentarios:

  1. Nada mejor que el vino de crianza como metáfora del paso del tiempo con dignidad y sabiduría. Saber envejecer tiene su mérito. No sé si lo estaré haciendo bien. De momento, mi vino es peleón y a veces algo agrio. Lo tomaré rebajado para que me siente bien.
    Un abrazo, Paco.

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    1. Yo diría que es reserva y el ácido no es tal sino tanito, algo consustancial al vino y al hombre, pero lo supera el buqué de la ironía y el sentido del humor.

      Un abrazo.

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    2. ¿Tanito? Así me llamaban en casa de pequeño. Jejeje.
      Otro abrazo.

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    3. Tanino: sustancia astringente en el hollejo de la uva.

      Otro abrazo.

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  2. Seguro que esa copa de la vida sabrá envejecer muy bien unida a tí......Saludos

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    1. Ya vamos siendo viejos, Charo, y se va cumpliendo eso que tú indicas.

      Un abrazo.

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  3. Un poema muy bien estructurado y trabajado, el vino es historia, cultura y vida, Francisco.
    Mi felicitación y mi abrazo, amigo.

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    1. Muchísimas gracias, María Jesús, por dejar aquí tu opinión.

      Un fuerte abrazo.

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