03 noviembre 2018

PREDICCIÓN




Como se deslizan los días
detrás de cada anochecer,
así la lluvia, cortinaje líquido del cielo,
se escurre y cae empapando la tierra
con la periodicidad caprichosa
que uno no alcanza a comprender.

Mis huesos, como le pasó a mi abuelo,
detectan las variables de presión atmosférica
y acaba por intuir
cómo se aproxima el cambio,
ese que no sabría explicar
y mucho menos intelectualizar.

¡Duele, algo va a pasar!
Apenas un barrunto,
algo inexplicable que no puedo adivinar
si será agua o viento,
pero que inexplicablemente mejora
cuando lo anunciado es hecho inminente.

8 comentarios:

  1. A partir de los sesenta, en vez de barómetro, tenemos huesos sensibles a los cambios meteorológicos.
    Un abrazo, Paco.

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    1. ¿Te acuerdas, Cayetano del fraile de la capucha? Pues eso, que vamos para capuchinos.

      Un abrazo.

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  2. Son cosas de los que nos estamos haciendo mayores, ya se cuando va a llover o bien la presión va a subir, no necesito al hombre/mujer del tiempo.

    Un abrazo.

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    1. Yo soy más torpe, Emilio. Cuando aumentan las molestias sé que va a suceder algo, pero me falta averiguar cuál es el cambio que se aproxima.

      Un abrazo.

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  3. Nuestros huesos son el mejor barómetro, cuando llegamos a cierta edad. De todas formas, bienvenida sea la lluvia, siempre que no se descontrole.
    Un abrazo

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    1. Esta pasada noche estaba previsto que lloviera y así ha sido; esta mañana ha desaparecido la suciedad de las calles como recompensa.

      Un abrazo.

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  4. Magnífica descripción, Paco.
    Un abrazo.

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    1. Gracias, Sara, por esa mirada tan positiva con la que contemplas lo que hago.

      Un abrazo.

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