He soñado con un tanto de
ternura
en tener una casa de campo,
una casina en el extremo, al
borde del camino,
con un porche asombrado
por una musculosa parra de
pámpanos extraordinarios,
solaz generoso y frutos en
septiembre;
en el muro izquierdo un
jazmín vigoroso
y a la vuelta un limonero
y un arriate arracimado de
perejil y hierbabuena.
Un granado que me conecte a
la añoranza
y algunos frutales de
recolección escalonada
que se donen a lo largo del
año;
junto al pozo, la caseta de
los aperos
y el semillero desde el que
trasplantar
al huerto, en el que emular
a mi padre y a mi abuelo;
en cada hortaliza las
enseñanzas familiares,
en la cava, en el riego o en
la bina
el mismo amor que me han
transmitido
y la integración en el medio;
en la casita una chimenea,
media docena de libros
y una hamaca en el porche
desde donde contemplar
la pues de sol de cada día,
y así, hasta que yo mismo me
integre para siempre
en la tierra que me vio
nacer.
Como decían los budistas: ser uno con la naturaleza, integrarse en el terruño con los recuerdos familiares. Vivir tranquilo y en paz los últimos años de existencia. Sin sobresaltos. Beatus ille...
ResponderEliminarUn sueño bonito. Lo malo es el tema del mantenimiento. ¿Qué tal se te da el bricolaje y la jardinería?
Un abrazo, Paco.
Con el trabajito que cuesta ser uno mismo, empeñarse en ser uno con la naturaleza o de sale de forma natural o no hay manera de lograrlo. Ayer intenté comentar varias veces desde el móvil y no me salió. Te pido disculpas por el retraso.
EliminarUn abrazo.
Ese era también mi sueño y lo conseguí. Luego viene lo que dice Cayetano, como mantenerla cuando no vamos haciendo mayores.
ResponderEliminarPor ahora ahí estamos.
Un abrazo Francisco.
Tenéis razón ambos. Es un trabajo muy duro, Rafaela, que no es fácil sacarlo adelante; pero soñar es tan fácil...
EliminarUn abrazo.
También los sueños los vivimos y sentimos, aunque no sean reales, Francisco...Que por soñar no quede. El universo nos escucha siempre.
ResponderEliminarMi abrazo y mi ánimo.
Al menos, mientras lo imaginaba y escribía era real, absolutamente real, María Jesús, y no hay mayor gozo.
EliminarUn abrazo fuerte.
Ea tan lindo tu sueño, que me integré muy fácilmente en él, mientras lo leía.
ResponderEliminarUn abrazo anisado.
Celebro que hasta lo hayas vivido, Sara.
EliminarAbrazos de anís.