15 noviembre 2018

LANTANA




A lo lejos, enhiesta como una oración
que se eleva a las alturas,
que orienta y concita en torno a sí
como un repique mudo
que es plegaria silente del corazón,
emplaza y guía hasta su base.

A los pies, un paseo circular
entorno a una planicie recoleta
plantada con césped y jalonada
por una docena de limoneros;
por entre rosales y parterres
un entramado de callejas
que circulan en torno a los pabellones.

En la atmósfera, algo sacro que perdura,
lo desangelado del avanzado otoño
y una vocación que se empestilla
en lo docente, así como la calle de entrada
evoca a una vieja calzada romana.

A la entrada, una escueta recepción
y un pequeño bar como actualización
de su ya lejano pasado místico.

5 comentarios:

  1. Lugar adecuado para celebrar banquetes de bodas, comuniones, bautizos y divorcios.
    Un abrazo, Paco.

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    1. Muy atinado, Cayetano. Por cierto, ¿los divorcios se celebran? De momento no he sido invitado a ninguno.

      Un abrazo.

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  2. No hay duda de que el pasado sigue estando presente ahí, la torre sigue clamando al cielo y...los hombres siguen celebrando la vida,olvidados del tiempo, Francisco.
    Mi abrazo y feliz finde,amigo.

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    1. María Jesús, encuentro justificación en tus comentarios para seguir escribiendo. Mil gracias por tu ingenio y amistad.

      Un abrazo.

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