19 noviembre 2018

DESDE ENTONCES




Cuando estaba lejos
y en mi soledad te añoraba
y palidecía por la falta
del pálpito de tu mano en la mía,
te imaginaba
y una ola de rubor reparador recorría mi cuerpo.

Enseguida mi mente
vestía de extraordinario lo cotidiano
y hasta sentía tu firme latido
recorriendo mi cuerpo
al compás de las últimas palabras
que pronunciaron tus labios.

Entonces, entornando los ojos
te contemplaba fascinado
en tu desbordante hermosura,
en tu lujuriante juventud y belleza,
en tu exquisita forma de mirarme,
en la luz embriagadora de tus ojos;
desde entonces,
nunca más he vuelto a sentirme solo.

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