La lluvia ha llegado puntual
a la hora del paseo.
No es virulenta, pero
incesante
como grifo mal cerrado.
Mi paseo de hoy es ver cómo
escurre
el agua en los cristales
y el vaho de mi proximidad
mete en casa
su buena porción de niebla.
Una señora jalea a sus hijos
frente a mi ventana
y los críos chapotean los
charcos
con la misma ilusión de un
explorador.
La rubita del paraguas
amarillo
camina bajo las canales
y baila al compás que el
agua
redobla en la tela.
La madre desespera y les
apremia;
en mi corazón, la desazón
de otro día de encierro.
Después de la lluvia viene la calma. Hoy hace en Madrid un día espléndido. Una tregua tras dos días horrorosos.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Aquí también, pero el enfriamiento de garganta ya se ha hecho mío sin tregua alguna.
EliminarUn abrazo.
Tras la lluvia, la nieve y el viento, hoy hace un día magnífico.
ResponderEliminarUn abrazo
Aquí la lluvia ha sido mansa y también ha dejado detrás un día luminoso.
EliminarUn abrazo.
Ayer me cogió la lluvia en un Centro Comercial. Toda la tarde estuvo lloviendo y ya no salí a pasear. Hoy tenemos un día espléndido.
ResponderEliminarBesos
Pues aprovechalo y haz bonitas fotos, como sólo tú sabes hacer.
EliminarBesos.
En un día de lluvia se esconden muchas sorpresas y mensajes, que hay que descubrir, Francisco...Los niños lo saben porque son sabios.
ResponderEliminarMi abrazo y feliz día de LOS SANTOS.
Y los niños no pierden la ocasión en demostrar que son ángeles pequeñitos. Gracias por tu comentario, María Jesús.
EliminarUn abrazo.
Bonito y real como la vida misma.
ResponderEliminarMuchas gracias, Manuela, por tu lectura y comentario.
EliminarUn abrazo.