28 septiembre 2022

DONDE EL YO VENCE

 


 

En el paseo, la esbeltez arbórea

es competencia visual

y oblación sin sacrificios

que aúpa la mirada a las alturas

hasta empequeñecernos.

 

Todo es solemne,

si miramos hacia el ángulo adecuado,

y también altivez sin arrogancia.

 

La brisa peina con ondas la superficie del río

y se enreda en el follaje

con musicalidad verdiblanca.

Miro a lo lejano y se jalonan

los puntos de interés

que en silencio me incitan.

 

Sigo caminando.

Lo hago con cierto cansancio

y agilidad limitada,

mientras mi sombra

se derrama en el suelo

y se expande sorteando obstáculos,

como vaharadas de humo

por entre el solado

acoplándose con sutilidad y adherencia.

 

Ni las circunstancias ni la edad

son adecuadas para batir marcas,

pero el que se ejercita y resiste

prepara su cuerpo para la próxima salida:

donde el yo vence,

significa que hay un desdoblamiento

que supera nuestras deficiencias.

2 comentarios:

  1. No se si si el yo vence o no, lo que si sé, es que el yo sale a caminar, a nadar y a ejercitarse, con más esfuerzo cada día.

    Un abrazo.

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    1. De ese esfuerzo incrementado también doy fe, Emilio.
      Un abrazo.

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